Capítulo 6

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Chloe

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Chloe

¿Quién lo diría?

Jamás se me hubiera ocurrido que Hunter sería amigo de Paul, el vecino de Marie. Justamente él, el mejor amigo del vecino de mi mejor amiga. Parece todo parte de una película de Hollywood.

Cuando lo vi sentado en el sofá, con un vaso de jugo de naranja a medio terminar en sus manos, sentí unos escalofríos que me recorrían de pies a cabeza, logrando que mi piel se erizara. En ese momento pude entender eso que llaman destino.

Hablar con él me resultó muy agradable. Siendo realmente sincera, es un chico interesante, y me demostró que puede ser una excelente persona. De esas que el resto de la población dice que son muy difíciles de encontrar, o que ya no se encuentran. Pues créanme que sí.

También era fácil de notar lo molesto que estaba con la vida y, por supuesto, no es para menos. Debe ser muy difícil llevar un cierto tipo de vida, para que luego todo eso cambie de golpe, y de una manera horrible.

Pero más allá de cada rastro de enojo, y malestar, Hunter se mostró muy alegre. Eso da a entender que es un luchador, alguien de admirar.

Definitivamente, el tiempo que pasé hablando con Hunter Orwell, fue el mejor momento de la fiesta de Paul.

Luego de la fiesta, me crucé al departamento de Marie. No esperaba dormir aquí, pero nadie puede decirle que no a su cara de por favor. Maldita manipuladora.

La música del departamento de Paul seguía sonando, pero con el volumen mucho más bajo que antes. La fiesta sigue allí, de seguro Hunter sigue presente, y yo aquí, pensando en el agradable momento que compartimos.

Pero, en verdad, todo en él puede llamar la atención de cualquier chica: su voz, su cabello, su sonrisa acompañada por hoyuelos... ¡Y ni hablar de sus intereses!

Oh, carajo. Alguien no pudo fingir que bebía cerveza, y lo hizo de verdad. Eres un desastre, Chloe, te encuentras pensando en pavadas.

Y ahora que lo pienso de una manera mucho mejor, de manera más clara y nítida, el chico que se presentó en mi sueño la otra noche, se acerca mucho Hunter. Frunzo el ceño.

Sí, definitivamente, me pasé con las cervezas.

—¿En qué piensas? —la pregunta de Marie me quita de mis pensamientos. Ya había salido de la ducha.

—En Hunter —tan pronto como respondo, ensancho los ojos. No planeaba que mi pensamiento saliera en voz alta.

—¿Qué hay con él? —y esta vez no respondo de manera inmediata, solo me detengo a observar cómo seca su cabello. Marie detiene su acción, y me mira—. Oh, no...

—¿Qué?

—Hunter te llama la atención.

—Pues... sí, pero vamos, no en el sentido que piensas.

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora