El Reto Máximo: Libro 1 Mi misión es protegerte

Incógnitas

"Luego del ataque sorpresa hecho por un Khristophe sin personalidad y aparentemente sin alma, nuestros héroes dejaron pasar el tiempo esperando la reunión de la Asociación Internacional Pokemon. El día tan esperado llego y personalidades de enorme calibre del mundo se hacían presentes en la Torre Prisma. ¿Qué eventualidades saldrán de esta discusión?"

Todos los presentes platicaban entre sí tratando de socializar un poco uno con el otro. Las campeonas de Sinnoh y Kalos dialogaban con un aire de elegancia junto al mejor domador de dragones. Steven y Wallace bromeaban junto a Palmer y Riley los cuales conversaban de piedras que el maestro de Ash encontró en la isla de hierro en Sinnoh, cosa que intereso de sobre manera al campeón de Hoenn.

Los profesores regionales debatían entre sí acerca de sus investigaciones y sus hallazgos en el mundo pokemon. Alder platicaba con Alain el cual estaba interesando en algo que el ex campeón le mencionaba que serviría para su futuro próximo. Clemont y Brock platicaban entre sí, luego del caos de hace una semana aprovecharon en compartir sus experiencias como hermanos mayores. Bonnie se dedicaba a traer bebidas para todos los invitados, como entrenadora pokemon ver tantas personas de elite la abrumaba un poco pero al mismo tiempo le emocionaba y motivaba a seguir trabajando para llegar a sus metas. La peli miel por su parte observaba como aquella persona que parecía ser un ermitaño en naturaleza se alejaba de los demás, el único que pudo hacerle plática fue su azabache amado cosa que no le sorprendía.

-Gusto en conocerte Serena.- La peli miel salió de su pequeño trance para ver como la joven de cabello rubio la saludaba con cierto grado de curiosidad.

-El gusto es mío. ¿Eres Lillie no es así?-

-Correcto, escuche mucho de ti de parte de Ash cuando estuvo en Alola.- El hecho de que su amado platicara de ella con sus compañeros en el archipiélago continental le sonrojaba y le sonreía con toda la sinceridad a la joven.

-Ash también me menciono varias cosas sobre ti. ¿Tu mamá como se encuentra?- Era un tema algo delicado pero la rubia sabia que el azabache le confiaría hasta la vida a la joven frente a ella.

-Ella está bien en lo que se puede decir. Gracias al profesor Oak y a Bill ella se encuentra estable.- La tristeza en los ojos de la chica era evidente. Serena no soportaría si su madre estuviese en esa situación y por ende simpatizaba con la joven.

-Veras que todo se solucionara. ¡No te rindas hasta el final!- La joven de ojos verdes se sorprendió al escuchar esa frase y empezó a reír un poco cosa que confundió a la peli miel.

-Discúlpame....es que al escucharte recordé mucho a Ash. Te pareces mucho a él.- La joven no pudo evitar sonrojarse ante ese comentario y reír junto a ella. El ambiente entre ambas era placentero y de alguna manera admiraba a su amado en ser capaz de ser la persona en común con este grupo de personas extraordinarias.

El azabache por su parte tenía una plática algo extraña con Bill. Recordar su excentricidad y su forma de ser le hacía entender ahora porque era una persona aislada de todo mundo. El joven observo como todos los presentes lo miraban con un gesto de sorpresa. En el mundo pokemon la fama del genio pokemaniaco Bill era conocida por todas las personalidades pokemon, aclamado inventor del sistema de transferencias y gran investigador, pero su fama a veces era opacada por su falta grande de sociabilidad. El hecho de que el joven de pueblo Paleta fuese el único con quien pudiese conversar tranquilamente era de hecho algo sorprendente, aunque conociéndolo todos, algo compartían ellos dos en común, la pasión por los pokemon.

-¿Volviste a ver ese Dragonite después de esa noche?-

-Veo que lo recuerdas perfectamente. Luego de unos años, después de ese incidente, pude llegar a verlo una vez más, pero luego de lo que paso con el Equipo Rocket nunca se volvió a acercar al faro.- Es cierto que el trió ocasionaban muchos problemas para el azabache alrededor de sus viajes pero recordar su cruel destino era algo que le entristecía.