-Y entonces, ¿llevas siempre una camiseta de repuesto por si alguna chica torpe te mancha con su ensalada? -me reí de mi comentario hacia Adam, él hizo lo mismo.
-Bueno, no todos los días conoces a chicas “torpes” por aquí... Aunque, nunca se sabe, a lo mejor dejo que otra chica guapa me manche la camiseta... Mañana, quizás -me miró. Había algo de diversión en sus ojos.
Un momento, ¿había dicho “Otra chica guapa”? No, seguro que no... Íbamos de vuelta a las clases, y él decidió acompañarme, como todo un caballero. «Oh, Dios, ¡no! Gin, eres una amante de las novelas románticas en las que chicos como Adam salvan a las chicas en apuros....» me dije a mí misma «Así que ¡NO!»
-Bueno, Ginnifer...
Le dirigí una mirada de advertencia, se corrigió.
-Lo siento, vale, te llamo Gin. Vale, vale -me sonrió. -Empiezo de nuevo..
Bueno, Gin -intentó ponerse serio, no lo consiguió. Me reí, bueno, nos reímos juntos. -¿Y qué te trajo a esta “gran e increíble” ciudad?
-Es una historia larga que contar, la verdad...
-Tenemos mucho tiempo, ¿no es así? Lo que queda del día , y lo que queda de curso... No creo que sea tan larga, ¿no?
Seguí sin entenderlo bien y a gusto que me sentía con este chico, al que conocía desde a penas unas horas.
-Bueno... mis padres. No congeniaban. Mi padre se fue de aquí y yo con él. Ahora he vuelto. Fin de la historia.
-Anda, chica, pues sí que la has resumido bien, eh. Aunque... Esto... Lo siento. Es lo que se dice en estos casos, ¿no?
-No hace falta que lo sientas, Adam; fue hace años, lo he superado todo. Y además, mi padre se ha vuelto a casar y todo. -Sonreí, pensando en el día de la boda de mi padre y Reese. Aunque al principio ella no me agradó, con el paso de los meses se ganó mi confianza; pese a ello, ella seguía sin ser como una madre para mí. Yo sólo tenía una madre, y la quería más que a cualquiera. -Mi madre y mi hermana decidieron quedarse aquí, y yo, que era pequeña por ese entonces, quise irme con mi padre... A Tacoma.
-Oh, ¿sí? Bueno, me alegro por... Tu padre -se rascó la nuca y noté que estaba nervioso-. Tacoma... Un buen lugar, he oído decir...
-Sí, bueno... Cuando no conoces a nadie allí creo que tiene poco de bueno...
Rápidamente me miró de nuevo.
-Pero Gin, eso fue al principio, ¿no? Lo que sería una pena fue dejar allí a tus amistades, tu... -volvió a desviar la vista- novio...
-¡¿Qué?! -casi grité sorprendida. -Pero qué dices, Adam. -Recordar lo que le iba a decir me entristeció un poco, o mejor dicho, demasiado. -Esto... yo allí no es que... Ya sabes, tuviera amistades, simplemente compañeras y compañeros de clases, algún que otro vecino, pero no amigas y mucho menos... -Dios, ¿por qué le estaba yo contando esto a este chico? Ah, sí, porque era guapo, estaba genial, y me miraba de una forma que ningún chico, creo, me había mirado nunca... -Novio... -conseguí decir.
-Ginnifer, es imposible de creer... No es que dude de ti, pero con lo simpática que eres, ¿no tenías amigas? ¿Ni una siquiera? -me miró con preocupación.
-No -contesté secamente. Aquel tema no me gustaba nada-. No tenía; aquí, en Rochester, sí tenía antes de irme, incluso hoy he reconocido a una de ellas, va conmigo a Biología, pero no, en Tacoma no. Y créeme, no es fácil para mí hacer amigos. Aunque tú tienes un poder especial para ello, creo. -Le miré sonriente. Con aquel chico me sentía a gusto, muy a gusto. Y él parecía estar igual.
YOU ARE READING
¿Esa soy yo?
Teen FictionHola, mi nombre es Ginnifer, pero todos me llaman Gin. Tengo 17 años. Y mis hobbies son la pintura y la fotografía. Todo muy normal en una adolescente americana... ¿Verdad? Así era mi vida, aburrida y normal, antes de llegar a Rochester, aquella ciu...