Me sirve, esto me sirve y esto también; pensó Alexandre dejando colgado tres bolsitas de té que su familia había ocupado la noche anterior. Tomó desayuno y subió a bañarse. El ritual que siempre hacia era vestirse con ropa sucia y meterse con ella a la ducha. Su familia podría decir que era un enfermo pero al él no le molestaba solo reía y ya.
Recordó aquella tarde de verano donde tuvo que pagar la cuenta del restaurant de pizza. Su corazón dolió y cayó una lágrima por su mejilla. Hasta el día de hoy se arrepentía por haber jugado con Karen. Si no fuera por ella no hubiera tenido que pagar cinco pizzas más la bebida.
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Lo siento, no lo siento.
Teen Fiction-¡¿Cómo me das galletas caducadas en nuestra primera cita?! -Pues... Lo siento-la chica lo miró esperanzada-. La verdad es que no lo siento.
