#26. Estúpido árbol

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No hay forma. Ya no puedo más.

Vamos Dyland, corre un poco más.

Mis mejillas ardían, al igual que la mayoría de mi cuerpo y sentía mis pulmones colapsar, era muy difícil respirar. Trague en seco, porque llevaba corriendo aproximadamente media hora. Necesitaba parar, ya no podía seguir huyendo de ellos. Corría y miraba hacia atrás para ver que nadie me siguiera. Y pasó. Lastimosamente deje escapar un grito.

—Ancestros, díganme en que les he fallado —grite ofuscada con lágrimas en mis ojos.

¿Cómo es que no vi el estúpido árbol?

Sobe mi frente y saque mi celular, abrí la aplicación de la cámara frontal para fijarme si tenía un chichón tamaño Everest. Pues sí, lo tenía, al igual que un corte en la frente, unos pequeños en la nariz y en la boca.

A ver, recapitulemos. Se preguntaran porque o de quién estoy escapando. Y la respuesta es muy sencilla.

Del equipo de fútbol americano de la institución "International School".

¿Dónde está el tonto de Matthew Coleman cuando se le necesita?

Todo empezó hace un par de horas atrás cuando comía helado con Max.

—Entonces... ¿Por qué no me lo dijiste? —reía estruendosamente él.

—Porque sabría que te burlarías de mí —dije mientras le sacaba la lengua.

—Vamos, Dyland éramos niños, ¿enserio tú fuiste el árbol en Romeo y Julieta? —dijo apuntando la foto que llevaba en las manos.

Llevábamos media hora viendo las fotos de su infancia. La mamá de Max se había encargado de sacar aproximadamente unos siete álbumes sobre él. Lo he visto desnudo... no lo malinterpreten, solo tenía días de nacido. Y ahora nos burlábamos de mi infortunado papel en el jardín de infantes, mientras que él era Romeo.

—Que sí, era yo... —dije apenada ruborizándome.

—Ha decir verdad, estoy seguro que tú hubieras sido una mejor Julieta —dijo rascándose la nuca.

Dios, este chico me matara de ternura.

Solo me río y evito su mirada mientras escojo el siguiente álbum.

—Oh mira este, este es mi preferido —dijo Max cogiendo un álbum, que me parecía familiar, era mediano y parece ser hecho a mano — ¿Lo recuerdas?

—Creo que sí —digo entrecerrando los ojos —Oh por Dios, ¿cómo pude siquiera dudarlo? — chillé emocionada —No puedo creerlo, aún lo conservas.

Las mejores memorias de nuestro verano favorito estaban en ese álbum, cuando Max era el mejor amigo de Derek. Apenas éramos unos niños de ocho y nueve años. Recuerdo ese verano a la perfección, nuestros padres alquilaron una cabaña durante un mes entero en un pequeño pueblo a las orillas un lago al sur de la ciudad.

Como los padres de Max no nos acompañaron, ya que él viajo con mi familia; mi mamá tomo un montón de fotos y armo el álbum para que al regresar Max pueda compartir con su familia todos sus recuerdos.

—Fue uno de los mejores veranos de mi vida.

—También de los míos, Max.

Abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por el sonido de su celular.

—Disculpa —dijo Max antes de contestar el teléfono — ¿Aló? —preguntó notablemente fastidiado —Te dije que no me llamaras, es mi día libre, hoy no tengo entrenamiento... ¿Qué? eso es imposible... no, estoy acompañado —dijo mirándome con una sonrisa — ¿Cómo la voy a sacar de aquí?

I'm not a boy, idiot!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora