Giorgio Bonatti,hijo de uno de los mayores mafiosos de Italia, heredo el trabajo de su padre,es un experto en seducción, para él las mujeres son sólo diversión, nadie se mete en sus negocios, nadie entra a su territorio sin consultarselo, maneja Ven...
Nápoles. Nuestro hogar, estoy emocionada por ver la habitación de la bebé, Giorgio ha estado preparándome para darme una sorpresa, ha comentado desde que estamos en el avión lo ansioso que se siente por mostrarme como ha sido decorada.
- Con cuidado - dice mientras me conduce a la habitación con mis ojos tapados por sus manos-. ¿Lista? Abrelos.
Me sorprendo al ver la habitación decorada en tonos dorados y blancos , es hermosa y en el estante justo al lado de la cuna hay cerca de cinco muñecas de porcelana.
- Oh, Giorgio son tan lindas - digo mientras tomo una en mis manos.
- Dijiste que eran tus favoritas - sus manos rodean mi cintura y me da un suave beso en la mejilla.
- Me encantaban de niña, gracias en verdad, son hermosas.
- Cuento los meses para ver a nuestra bebé.
- Queda poco - lo abrazo y hundo mi rostro en su cuello. Una lágrima traicionera abandona mi mejilla y él la retira al instante con su mano.
- ¿Porque lloras? ¿Te duele algo?
- Sólo porque soy feliz, lloro porque soy feliz. Siento que te debo una disculpa.
- ¿Una disculpa? ¿De que hablas amore?
- Yo.. creo que actúe como una tonta cuando me dijiste a lo que en realidad te dedicabas, no tuve ni siquiera una consideración contigo cuando me dijiste que esto lo habías elegido por que tu familia estaba en el negocio desde hace tanto tiempo, y en cambio, en cambio yo fui la que me aleje de ti. No vi lo que estabas sacrificando por mi y por lo nuestro.
- Pero volviste, regresaste a mí, regresaste con lo más hermoso que me pudo haber ofrecido la vida. Nuestra hija.
- Quiero que sepas una cosa - Lo tomo de las manos y hago que las coloque en mi vientre-. Ella es el reflejo de que no eres la persona que crees ser, ella es la muestra de que si hay cosas buenas en ti, y yo he sido testigo de ellas.
- Aless, eres tan dulce - sonríe y me abraza-. ¿Qué haría sin ti?
- Te volveriás loco con la bebé - rio y paso mis manos por su cabello.
- No sé nada de niñas.
- Ella te amara, tal y como eres.
- Ahora tu eres mi regina y ella mi principessa - une sus labios a los míos y sonríe en medio del beso-. Sabes a chicle.
- Y tu a brandy del caro.
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Salgo de la habitación en su compañía y me siento en una de las sillas que dan al viñedo para leer el libro que me regalo.
Giorgio desaparece en la oficina, mientras que Gabriella me extiende un vaso de limonada.
