Kim YoungWoon es un chico que sufre constantemente maltratos por parte de sus padres, la época en la que se encuentra viviendo es muy antigua; un día se encuentra con un ser que a sus ojos es angelical, sin embargo, él es una de las criaturas que go...
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La luz del sol entraba por el enorme ventanal de su cuarto, los rayos solares interrumpieron su profundo sueño lastimando su vista, suavemente se removió entre las sábanas que compartían con él ese lecho; con pereza se levantó de su cómoda cama y aún adormilado se dirigió al baño, se desvistió y entró a la regadera a disfrutar de una relajante ducha.
Sus manos enjabonadas recorrían toda la extensión de su bien formado cuerpo, sus manos viajaban por todo el pecho hasta llegar a su cuello, al tocarlo, sintió una leve punzada, le dolía una pequeña zona, asustado, se terminó de bañar y aún sin ropa se dirigió al espejo, cuando se vio reflejado en el mismo se quedó sin respiración con lo que veía, dos pequeños orificios paralelamente situados en el ángulo de su cuello, los tocó nuevamente y fue como si un flash llegara a su cabeza a recordarle lo que había sucedido.
Su ida a ese lugar tan especial, el granero y... el vampiro; sus ojos se abrieron de par en par cuando recordó a ese joven de mirada vacía, minutos después, sus facciones se suavizaron al imaginarlo-¿Habrá llegado bien?-Se preguntó para sí mismo, sus manos volvieron a recorrer su cuello y la sensación de tener a ese joven rodeándolo con sus manos y ese suave aliento entrar por cada poro de su cuerpo regresó; estaba tan sumido en sus pensamiento que no se percató que sus padres habían llegado hace unos momentos.
-¡YoungWoon!-El grito de su madre lo trajo de regreso a su realidad
-¡Ya voy!-Le contestó-¿Cómo haré para que no me vean?-Lo que le favorecía para que no fuera descubierto por sus padres era que la estación del año era fría, estaban en invierno, buscó entre sus ropas y encontró unos trapos que le servirían para cubrir la marca, ya arreglado y cerciorándose de que no lo fueran a ver, bajó para saber qué se le ofrecía a sus padres.
-¡Vaya hasta que al fin apareces!- Le dijo su madre sentada en un sillón
-¿Hiciste todo lo que se te dijo?-Esta vez intervenía su padrastro
-Sí todo está en su lugar y...
-Entonces dime, ¿por qué no le diste de comer a las bestias?-Le interrumpió la señora Kim
-Yo...-No sabía que contestarle, eso se le había olvidado al encontrarse con ese joven en el granero, se preocupó más por la salud de éste que por hacer todos los deberes-Lo siento-Fue lo único que agregó ante las miradas reprobatorias de sus padres
-¡Cómo siempre eres un inútil, no sirves ni para hacer algo tan sencillo como eso!-Y ahí iban otra vez esas ofensas que dolían más que mil golpes, no le quedaba de otra más que agachar la mirada y aguantar esos insultos que provenían de la persona que le había dado la vida.
-Ya mismo lo hago-Se giró para encaminarse al granero, abrió la puerta y antes de salir escuchó claramente la voz de su madre decir: "No sé por qué diablos no me deshice de él cuando tuve la oportunidad, sólo me trae problemas".
