CAPÍTULO 5

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Esa noche no pude pegar ojo, mi cabeza iba a mil por hora, tanto que hasta llegué a pensar que me salía humo de la misma. Al ver que no podía dormirme, decidí mirar en el móvil la hora que era.

Volvía repetir el mismo proceso de levantar las tablas el suelo para coger el móvil y encenderlo. El reloj marcaba las 3:00 a.m., en un par de horas tendría que dirigirme hacia el palacio y no había conseguido dormir nada. Como no tenía pinta de que eso fuera a cambiar, decidí quedarme un tiempo contemplando las estrellas en lo alto del tejado. Salí de la habitación de puntillas y me enfrenté a los crujidos de los escalones.

Cuando llegué arriba del todo, me senté y noté como mis parpados se iban cerrando poco a poco. Estaba yo sola frente a mis pensamientos. Me imaginé como sería mi día en el palacio de Tristán, como prepararía las cosas y como me enfrentaría a los problemas, todo ello para conseguir salir de ahí con vida. En seguida abrí los ojos, era mejor dejar de pensar en todo lo malo que podía sucederme. Comencé entonces a fijarme en lo que estaba sucediendo en las calles aun desiertas de Noxus, tan solo estaba abierto el bar austero donde se juntaban aquellos que disfrutaban del alcohol nocturno. Llamó mi atención el hecho de que apareciese alguien caminando que no salía ni entraba en dicho bar, sino que venia del bosque y siguió caminando recto sin parar hasta que pasó de largo por la plaza. ¿Qué podría estar haciendo a esas horas de la noche en el bosque? En fin, era algo que a mí no me incumbía.

Tras pasar este tiempo en el tejado del hostal, decidí que era hora de enfrentarme a mi labor, ir al castillo. Me pongo en pie y me dejo caer por uno de los tubos que van por la pared externa del hostal. Podía haberme pegado una buena torta, pienso mientras me recoloco mi vestido blanco.

Camino despacio, no tengo prisa por llegar. Esta todo oscuro, tan solo iluminado con algún que otro farolillo que hay en las casas pero sorprendentemente no tengo miedo. La oscuridad y el silencio nunca me han preocupado y ciertamente, tengo otro miedo mayor a tan solo unos metros de mí.

Me encuentro frente a la pared de hiedra por la que me colé con la tarta y me dispongo a realizar la misma operación. Aparto las hojas hasta que localizo el pequeño agujero. Entro, esta vez sin la ayuda de Shail. Al poner los pies en el agua me doy cuenta de que he olvidado quitarme los zapatos, por lo que pongo una pequeña mueca de asco al saber que iba a ir con los pies empapados de agua. Seguí bordeando el foso con cuidado y cuando estaba ya a escasos centímetros de llegar al puente de piedra me resbalé haciendo que cayese al agua. Igual que un gato cuando lo intentan meter a la bañera empecé a retorcerme para lograr subir al puente y en uno de esos intentos vi cómo se acercaba a mí una de esas bestias que el día de antes me observaba desde el agua.

Pensé que estaba perdida cuando algo tiró de mí y me subió al puente. Pensé en Shail, pero no, era una mujer, al fin y al cabo no todos los héroes son chicos. Era una chica ancha y muy alta, tanto que me sentía enana a su lado. Tenía rasgos de hipopótamo y llevaba una armadura metálica de color plateado.

- Ha faltado poco - me dijo ayudándome a reincorporarme.

Le di las gracias mientras me escurría el pelo y el vestido. Sin duda no era la mejor forma de empezar a trabajar y menos en el sitio a donde iba.

- Da gracias a que estaba informada de que una chica pelirroja con un vestido blanco iba a venir a trabajar, que sino esa bestia hubiera acabado contigo. Ah y, el próximo día, que sepas que hay una entrada principal en la calle paralela a esta y que tan solo con llamar y meter un código podrás pasar sin problema.

Me sonroje, debí de parecer una estúpida intentando atravesar el lago, pero di gracias por saber esa información y no tener que realizar todos los días la misma aventura.

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⏰ Last updated: Aug 08, 2018 ⏰

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