Capitulo 6: Despertando una nueva mujer

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      Me coge entre sus brazos, camina hacia su habitación, abre la puerta como puede llevándome a la cama y me acomoda en ella. Abre una gaveta de una de las mesas de noche y saca tres preservativos.

—Lo haremos con condón pero luego lo haremos sin él. No quiero ninguna barrera entre tú y yo.

       «Este hombre me volverá loca pero loca de placer. Nunca lo he hecho más de una vez en una noche; creo que he estado con los hombres equivocados o Pierre es un hombre fuera de lo común, si eso es y para que un hombre aguante tanto no es uno común.»

      Le sonrió en respuesta a lo que me promete deseando con todas mis fuerzas que se haga realidad. Se sube a la cama moviéndose como un león a la caza de su presa. Me mira con deseo y llega hasta la altura de mis labios pero sin tocarlos.

—Como me encantaría devorarte esa boca en este instante y excitarte con un beso.

—No lo hagas.

—Algún día te haré mía como yo quiero.

—Quizás, algún día pero ahora yo quiero que me hagas sentir.

—Sus deseos son órdenes para mí, cariño.

Me agarra de las muñecas sin quitarme la vista de encima, baja a mi cuello para darle pequeños mordiscos y besos. Sigue hacia mis pechos; mordiendo y lamiendo encima de ellos. Tortura mis pezones lamiéndolos, succionándolos hasta ponerlos erectos. Me suelta de las muñecas para acariciarme el dorso con determinación a hacerme gozar.

      Entre jadeos y gemidos de placer, va bajando su boca llenándome de besos, mordiscos y lamidos hasta llegar a mi Monte de Venus alternando y lo miro con los ojos bien abierto.

—¿Que paso, amor? ¿Todo bien?

—Nada, solo que... nada, déjalo. Sigue que me estas excitando. — no puede ser que el hombre de mis sueños mojados sea él; es una coincidencia.

—¡Ah sí! ¿Con que eso quieres?

—Si lo quiero, quiero sentir esto. — mientras le hablo, voy bajando mi mano para agarra su erección y detiene la mano. —¿porque me detienes?

—No vas a tocarlo. Yo no te beso; tú no me lo tocas.

—Ok, ni modos pero... — buscaré la forma de tocarlo, ja, sí que lo haré

—Claro que sí.

—Entonces, lo quiero ahora dentro de mí.

      Llevo mis piernas al nivel de su cintura y poco a poco crecía en mi interior otro orgasmo y de repente se detuvo para colocar su polla en la entrada de mi sexo. Espero el momento gimiendo, jadeando cuando de la nada introduce su polla en mi interior lo sentía grande y caliente. Doy un grito de placer cuando lo tengo dentro de mí y me quedo quieta para poderme adaptar a él.

       Entre gritos y gemidos de pasión llenamos la habitación. Mientras Pierre comenzaba sus embestidas también torturaba mis pezones, lamiéndolos y succionándolos con los dedos índice y el pulgar de una de sus manos va jugando con mi ya sensible clítoris continúa con sus embestidas llegamos al clímax al mismo tiempo. Después de un rato cuando nuestras respiraciones volvieran hacer normales; nos quedamos abrazados, acariciándonos, con las piernas entrelazadas y así amanecimos.

—Hola.

—Hola, ¿cómo amaneciste?

—Bien, un poco adolorida pero bien.

—Te lastime, por Dios perdóname.

—Tranquilo, no es nada serio. Es normal que este así... yo no...

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