Capitulo nueve

17.8K 895 58
                                    

— Me encantan tus labios —susurro una vez se acabo el beso mientras aún estábamos cerca.

Entonces lo mire sin saber como reaccionar, y luego me aleje de él incomoda.

— Eh, bueno iré a dormir —dije caminando a una de las habitaciones.

— Pasa hermosa noche —dijo.

Entonces me acurruque en uno de los fríos colchones y sin pensarlo, me dormí.

Al día siguiente cuando desperté, mire a mi lado y vi que Cameron no estaba en la cama junto a mi, lo cual me confundió porque jure que se acostaría a mi lado.

— ¿Cameron? —dije bostezando.

Y él no respondía desde donde fuese que se encontrará. Así que aún más confundida decidí poner mis pies en el piso para levantarme e ir a buscarlo pero cuando lo hice, sentí como pude pisarlo al afincar el pie.

—¡AUCH! —lo oí gritar.

— ¡Oh cielos, perdón! —grite cubriendo mi boca con ambas manos atemorizada.

— Mataste a nuestros hijos —expresó con dolor sosteniendo su pene.

— Uhh —dije apenada.

segundos después, él se puso de pie y parecía estar bien así que me despreocupe.

— ¿Todo bien ahí abajo? —le pregunte.

— Oh si —comento asintiendo— ¿Qué acaso no me viste ahí durmiendo?

— Te juro que no —dije riendo— no tenía idea.

— Bien, pero ya no te burles porque me dolió horrible —dijo con una sonrisa— ¿Tienes hambre? Puedo, encargar una pizza algo...

— Claro —respondí poniéndome de pie.

— Ok —dijo tomando su celular y poniéndolo en su oreja— Oye, el beso de ayer fue increíble.

— ¿Si? —dije mirándolo con una sonrisa.

— Si —asintió para luego comenzar a ordenar la pizza por teléfono.

Yo me quede en silencio mientras lo oía hablar por su teléfono hasta que colgó.

— Ya la van a traer, por cierto, roncas lindo —dijo saliendo de la habitación.

¿Roncar? Ja, ni en sueños.

— ¿Disculpa? —dije poniéndome de pie rápidamente y siguiéndolo.

— Así es, roncas lindo —repitió abriendo la puerta.

— Cierra la boca, yo no ronco —dije riendo.

Entonces él recibió la pizza y luego yo se la quite de las manos para luego ir a la habitación corriendo.

Él se quedo pagándola, y minutos después regresó a la habitación y ya yo estaba comiéndola.

— Oye, déjame comer también —dijo sentándose de piernas cruzadas al igual que yo en el colchón.

— Mira, estuve pensando y decidí en pintar las paredes de un color pastel para...

— Espera, detente ahí —dijo interrumpiéndome— no pretenderás quedarte aquí para siempre, ¿No? Porque yo imagine que volveríamos a casa hoy.

— ¡Estas, estas demente acaso! —grite entrecortado sin poder creer lo que decía— No pretendo volver.

— Pues no sé tú, pero de que lo harás lo harás —insistió mandándome.

— No puedes decirme que hacer —dije furiosa.

— Emma te traje aquí para que pasaras la noche, porque era obvio que tus papas te matarían si regresabas el mismo día, estaban furiosos. En cambio hoy, las cosas están más calmadas —comento.

— ¡Cameron no pienso volver a la vida que tenía antes! —dije asustada.

— No va a tener por qué ser así —dijo acariciando mis manos hasta ver el hematoma que tenía en lo brazo gracias a mi padre.— ¿Y esto?

Entonces rápidamente lo cubrí con mi otra mano apenada.

— Emma qué te sucedió ahí —dijo con una voz fuerte y preocupada.— ¡Dime! —insistió.

— ¡Fue mi papá! —le grite— él me hizo esto.

Entonces hubo un incomodo pero corto silencio en la habitación.

— Le tienes miedo —lo oí murmurar mientras asentía.

— No es así —dije orgullosa.

— Si, si es así —dijo mirándome fijamente— Le temes a él y al daño que pueda hacerte si regresas.

— ¡Y qué pasa si es así! —grite frustrada.

— Emma —dijo tomando mis manos— regresemos por favor, es la única forma de que soluciones todos los problemas que hemos causado al enamorarlos, no quiero que tu vida se arruine por estar conmigo, no podría vivir con eso. Así que, por favor volvamos...

Luego comencé a llorar, sí, no me contuve y comencé a derramar lagrimas que corrían por mis mejillas y rozaban mis labios.

— Cameron él va a matarme —dije llorando para luego caer en sus brazos.

— No lo hará princesa —dijo mientras acariciaba mi espalda suavemente— es más, prometo que si oigo que discuten nuevamente y que algo se sale de control yo mismo entrare a tu casa uña te sacaré de ahí sin importar a quien le deba pasar por encima —comento firme y seguro.

— ¿Lo prometes? —pregunte secando mis lagrimas.

— Lo prometo —respondió.

Entonces me levante firme junto a él, y salimos de la casa para volver.

Todas las fuerzas que tenía, me las había dado él.

MI VECINOWhere stories live. Discover now