Capitulo ocho

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Después de decidir lo que iba a hacer; enfrentar a mis padres. Decidí salir de mi habitación y bajar las escaleras para empezar, no quería discutir solo quería hablar, y ni siquiera pedirles su opinión porque era una decisión tomada.

— Mamá, papá... —dije cuando los vi a ambos en el sofá abrazados.

Mamá estaba muy calmada, creí que me saltaría encima cuando me viese salir pero no fue así.

— ¿Qué pasa mamá? —pregunte al ver que la razón por la que mamá estaba calmada y abrazada con papá en el sofá era porque estaba llorando.

— ¡Tú eres la culpable! —grito mi padre haciéndome sobresaltar— ¡Tú le gritaste y la empujaste fuera de tu habitación!

— ¡Ella se lo busco! —grite defendiéndome.

— ¡Cállate Emma! —grito poniéndose de pie mientras mamá secaba sus lagrimas e intentaba no mirarme.

Mi padre estaba tan enfurecido por la actitud que yo había tomado con mi madre que sin pensarlo me tomo por el brazo fuertemente y comenzó a agitarme.

— ¡Estas lastimando mi brazo! —grite cuando mis lagrimas comenzaron a salir.

— ¡Tú lastimaste a ti madre y tampoco te importo, así que no me interesa estar lastimándote! —respondió en mi cara.

— ¡Basta Edward, deja a Emma! —grito mamá— Enserio la estas lastimando.

— ¡No importa! —respondió papá aun agitándome— Ella merece todo lo que le esta pasando, ¡ahora más que nunca esta muy desobediente!

— ¡Te odio papá! —grite cuando al fin logre zafarme de su brazo.

— ¡Emma! —grito intentando tomarme nuevamente.

Yo logre pasarle por el costado, correr y abrir la puerta de la casa hasta salir corriendo con lagrimas en mis ojos.

— ¡Emma regresa! —oí gritar a papá.

Yo no pensaba volver, al fin había logrado escapar de ese infierno de cuatro paredes en las que vivía.

Era aterrador estar corriendo por las al calles oscuras de la ciudad, no sabia en que dirección iba, pero decidí detenerme una vez que vi que había ido lo suficientemente lejos.

Recosté mi torso en detrás de un enorme árbol y descanse ahí unos minutos, jamás había corrido tanto en mi vida.

— Maldita sea que acabo de hacer —murmure llorando.

Miraba a mi alrededor y solo había oscuridad y árboles, tenía miedo por más que había querido hacerlo.

No me arrepentía de haber huido de casa, me sentía por fin libre. Pero, ¿Ahora qué?.

Narra Cameron

Yo estaba acostado en mi cama leyendo una revista de autos cuando mi madre entro corriendo a mi habitación y me grito:

— ¡Cameron Emma huyo!

Y entonces me puse de pie de inmediato y sin preguntarle nada salí de la casa y entonces vi a sus papas llorando y hablando con mi madre.

— ¿cómo que Emma huyo? —pregunte entrando en la conversación.

— ¡Todo debió ser por tu culpa! —grito su padre.

— Haber Edward —dijo mi papá— no culpes a mi hijo de nada, si tu hija huyo quizás fue por ustedes, siempre oímos sus peleas y no pueden negar que antes de que esto ocurriera estaban discutiendo.

MI VECINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora