Capítulo 7

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Olimpia

Caminaba de nuevo a mi nuevo pasatiempo, el teatro... ¿pero cómo aparecí ahí?, si hasta hace unos momentos estaba en brazos de Fernando...no lo podía creer.

Acababa de abrir los ojos y ahora me encontraba en el taxi camino al teatro, esto no podía ser un sueño, no pude haber soñado algo tan largo en un recorrido tan corto, esto no podía ser real.

Al llegar fui directamente a donde se suponía que me encontraría con Sigrid, ya que sólo había una manera de verificar que no había sido un sueño o que me había vuelto loca. Por suerte no hizo falta buscar mucho, pues una melena pelirroja no es tan común aquí y porque era la única persona que se sentaba en la última mesa de la cafetería, todos preferían las primeras mesas, pero en nuestro caso para poder ponernos al día sin ser molestadas por alguien elegimos la última como nuestro punto de encuentro.

-Sigrid-dije sentándome en la silla frente a mi amiga y ésta me observó con asombro y a la vez confusión- dime que todo lo que pasó no fue un sueño y si estás viva y si estábamos en el museo hace unos instantes.

-Si no fue así estamos locas las dos, porque me ha pasado lo mismo-la pelirroja sonrió.

-Eso quiere decir que Fernando...

-Regresó-suspiré, más nunca lo volvería a ver y eso me dolía, era un gran chico y no podía creer que ahora estaba muerto, ya que habían pasado miles de años desde su existencia, nadie miente cuando te dicen que los chicos no son como antes.

-¿lo extrañarás no es cierto?-asentí-la verdad, yo también, era un gran chico, te duró poco pero era un buen partido-rió mi amiga.

-¿crees que me haya olvidado?

-Créeme, de ti jamás se va a olvidar, además, se encargó de que nacieras nuevamente, eso es amor.

-Sigrid, eso quiere decir que si lo obligaron a casarse.

-O tal vez sí se enamoró de una chica y tuvieron hijos.

-No lo había pensado de ese modo, ¿y si hizo algo que alterara mi vida y algo en mí es diferente?

-Yo te veo igual, exceptuando por esa cara de enamorada, es nueva-sonrió mi amiga y yo le di un leve golpe, ya que no me hacía gracia-vamos, no vengas con lo de que eran familia, porque capaz provenías de la misma familia, pero han pasado demasiadas generaciones, no se vería como algo real en cierta forma.

-Pero ya no existe Sigrid, él está muerto.

-¿y si decide volver en el futuro?, digo, cuando estés un poco más vieja.

-Te lo dije Sigrid, no lo creo, está muerto ya.

-Busquemos en google sobre él - y sacó su celular para buscar información.

-Sí claro, y te va a salir "príncipe de la era medieval decide viajar al futuro para ver a una chica que no sabe si existe"

-No es un mal título, deberías considerar trabajar para un diario o periódico-añadió con diversión en su rostro mientras buscaba en su celular y yo negaba riendo con la cabeza. Esta chica sí que estaba loca.

-¿encontraste algo?

-Algo así, y creo que te va a gustar, escucha- y comenzó a leer- no hay registros exactos del año en que esta obra de arte fue creada, se estima que entre los años 500 y 600, por el Rey Fernando, heredero del Rey Felipe y la Reina Dulcinea, y que a pesar de haberse casado con la princesa Jimena y haber tenido tres hijos con ella, decidió dedicar esta hermosa pintura a una chica misteriosa llamada Olimpia, y lo sabemos debido a una dedicatoria escrita detrás de la pintura, ¿qué romántico no creen?, esperamos algún libro o película basada en esta historia de amor secreta de la que jamás se obtuvo algún otro tipo de información, lo que sí se sabe, es que el Rey era un gran artista y que esa chica luce más bien como luce la mujer de la actualidad, otro dato que nos hacen sacar teorías extrañas por aficionados de la historia, en nuestro punto de vista es sólo un retrato de la chica al natural. ¿qué creen ustedes?

-Ya deja de leer y déjame ver eso-dije aún en shock de lo que acababa de escuchar, Fernando no me había olvidado, y se había encargado de hacérmelo saber de alguna forma. Tomé el celular y revisé el reportaje subido unos años atrás y luego la foto donde aparecía el cuadro. Debía reconocer que si alguien lograba verme junto a ese cuadro podría identificarme, lucía tan igual a mí que parecía una fotografía. Me adelanté un poco más en el artículo y vi la foto de la dedicatoria detrás del cuadro en donde decía "Nunca me olvides, porque yo jamás te olvidaré Olimpia. Fernando".

-Olimpia...eso es precioso, eres tan igual a ella, cuando el mundo te vea quedarán impactados.

No pude evitarlo y las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro, no sabía lo que sentía en ese momento, si tristeza por haberlo perdido, si felicidad porque jamás me haya olvidado, o molestia porque nuestro amor haya sido algo imposible, y eso me demostraba algo, los finales felices no existen, o al menos no de la manera en que todos esperan, es otro tipo de felicidad. Esa felicidad de saber que la otra persona está bien, pero jamás lo estará contigo.


Fernando

Con un solo parpadear estaba allí, justo en el momento en el que me había ido, nada había cambiado, y de lo primero que me debía encargar era de él.

-Sobrino, ¿no vas a aceptar el regalo?

-Ya lo acepté, y estoy de vuelta, más dispuesto a casarme y ser rey que nunca- ya sabía los planes de mi tío de apoderarse del reino, y no iba a permitir que eso ocurriera.

-Oh...genial, ¿y qué viste en el futuro?

-Cosas, cosas que no permitiré que pasen.

-¿y qué cosas son? Si se puede saber.

-Cosas como tu reinado, jamás te saldrás con la tuya.

-Eso veremos.

Luego de eso es obvio lo que pasó, me casé, y para asegurarme de que la verdadera chica que me gustaba existiera en un futuro, tuve hijos, tres para ser exactos. Mi tío fue declarado en exilio y no volvió a ser una amenaza para nuestro reino. 

Pasaron unos 6 años desde el viaje, y aún no pude olvidar a Olimpia, verdaderamente me había enamorado, mi esposa no supo jamás de lo que había pasado, por lo que no tenía ni idea de la existencia de Olimpia. Ahora soy rey, y créanme, me aseguré de que Olimpia supiera que la amaría toda mi vida. Le hice un retrato, para que supiese, que aunque estuviese muerto para cuando ella lo notara,  que jamás la iba a olvidar.

Él un príncipe y ella invisibleWhere stories live. Discover now