Microrelato: Llamas.

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El viento hacía que las llamas tomaran diversas formas, como si éstas fueran pintura, y el espacio su lienzo.

Las cenizas de lo que un día fue mi hogar flotaban en el aire. Inertes, casi impulsadas por el palpable calor que inundaba la escena.

Yo no veía nada, pese a que no dejé de mirar.

Recuerdo el duro tacto del asfalto en mis rodillas desnudas. Recuerdo la gente, que se arremolinaba alrededor del  espectáculo que es ver como toda una vida de recuerdos se desmorona delante de ti. Recuerdo palabras de consuelo. Recuerdo ambulancias. Recuerdo sin inmutarme el momento en el que sacaron unos cadáveres carbonizados del edificio.

Lo que no recuerdo es cómo me sentí en ese momento.

Imagina que, el día más caluroso de verano, te hacen tratar de recordar la sensación hiriente que el frío invernal le proporciona a tu cuerpo ¿Difícil, verdad?

Pues eso mismo me ocurre a mi ahora.

Sé que sentí que ya nada tenía sentido. Absolutamente nada. Sé que pude saber lo que es  el verdadero dolor. El peor de todos. Sé que jamás podrán mis palabras fijar la horrible realidad de lo que sentí en ese momento. Al fin y al cabo, ¿Existen palabras capaces de retratar la decadencia en la que se sume la mente de una persona que es testigo de cómo todo lo que ama se convierte súbitamente en cenizas?

Nadie podrá jamás, a no ser que pase por la misma experiencia por la que pasé yo, imaginar ni por un segundo la oscuridad que se aferró a todo mi ser en el momento en el que vi mi mundo derrumbarse irremediablemente.

Ni siquiera yo.

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Agradezco comentarios y críticas. Gracias por leer. 

Microrelato: Llamas.Where stories live. Discover now