CAPÍTULO 5: Baile sensual

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 FABRIZIO

Mantengo la vista en el par de botas negras que caminan de ida y vuelta alrededor del cuarto. Contengo la respiración y me quedo quieto y sin golpear nada que llame su atención. Escucho la voz de Cinthya responder a las preguntas de su padre y a él cuestionarle acerca del desorden tan extraño que hay en la habitación. Su voz se oye demasiado nerviosa, tengo la necesidad imperiosa de salir de mi escondite para hacerle frente a la situación, pero sé que ella terminará asesinándome.

Después de que su padre me corte las pelotas, claro está.

Todavía escucho su conversación acerca de un pequeño paseo familiar que realizarán esta semana, cuando recuerdo haber dejado mis pantalones sobre su pequeño sofá antes de arrojarme sobre ella. Soy hombre muerto, puedo sentirlo. El padre de mi novia me sacará los intestinos cuando se entere de que estoy completamente desnudo, en la habitación de su hija , debajo de su coma y después de haber tenido sexo dos veces con ella.

Síp, definitivamente moriré.

Y el mismo día de mi cumpleaños.

Veo sus pasos dirigirse hacia la puerta y siento como mi corazón va disminuyendo su acelerado ritmo. Sin embargo, se detiene en el marco de la puerta unos segundos como si hubiera olvidado al realmente importante, entonces trago en seco. Vuelvo a maldecir cuando escucho que él acaba de preguntarle a Cinthya sobre los pantalones. Me petrifico, estoy a punto de ser degollado y mi verdugo estará más que dispuesto a hacerme sufrir lentamente.

Debí haberle hecho caso a ella cuando dijo que no era correcto hacerlo hoy en su habitación, su padre estaba cerca y teníamos pocos minutos para alistarnos en la fiesta, sin embargo yo estaba caliente, tenía una erección y ella llevaba una maldita mini falda que me hacía volver loco.

—¿Has oído de la moda tomboy? —la escucho decir, con esa sensual y aterciopelada voz que me encanta.

—No, yo solo quiero que me expliques por qué hay unos pantalones de muchacho en tu habitación —responde él con un tono grave, seco y lo bastante autoritario para hacer que toda la calentura de imaginar a su hija desnuda, se esfume rápidamente.

—Los compré hoy, ¿no te parecen chulos? ¿estoy pensando en la moda estilo masculino?

Mierda, si fuera él no le creería. Es la mentira más absurda que he oído en toda mi vida. No obstante en Cinthya se oye tan natural y lo dice con tanta credbilidad, que me hace poner en tela de juicio muchas de nuestras conversaciones.

—Cinthya...

—¿Qué ocurre papá? ¿Acaso saldras con lo mismo que dijo mamá? Por favor, no me digas que tú eres igual de prejuicioso que ella.

—Sabes que tu madre aprueba muchas cosas que yo no.

—No empieces papá.

—¿Debería?

— No quiero discutir hoy. Por favor retirate de mi habitación, debo alistarme para la fiesta de mi novio.

— Ah, ese muchachito bueno para nada, ¿ya consiguió un trabajo o sigue siendo el mismo mantenido de toda la vida?

¿Qué?

—Papá, por favor, no empieces con lo mismo de siempre.

¿De siempre?

Oh, maldita sea, yo sabía que el viejo me odiaba pero nunca creí que le importaba mi estado laboral. Porque... vamos, mis padres tenían mucho dinero, no necesitaba un trabajo, podía darle todos los gustos que su hija quisiera sin la necesidad de romperme el lomo en una fábrica o otras un escritorio. Soy Fabrizio Grimaldi, ¿quién diablo cree que soy?

LAST SUMMERWhere stories live. Discover now