Todo Cambia (Spanking Parental)

Bum!

Estoy triste... Y sin inspiración, así que he decidido entrar a esta, a mi primera historia, y adueñarme de ella, corregirla por décima quinta vez y tal vez continuarla... No sé, puede que sí, como puede que no... En fin... Corregiré y les iré contando sobre la evolución.

Bum, bum...Bum, bum... Bum, bum... Bum, bum... Bum, bum...

Ese sonido tan familiar, es el de los latidos de mi corazón, resonando en mis oídos.

Son exactamente las 6:36 de la mañana, ya estoy en gimnasio subterráneo de mi casa, un pequeño lujo, necesario por lo demás, por lo menos para mí estilo de vida, requiero del, es como dije, una necesidad... Nada saludable...

Nada aquí es saludable... Ni el ejercicio, ni la hora del día en la que me levanto a entrenar, ni el pasar de trotar lentamente a correr frenetica en tan solo un instante.

Pronto, demasiado pronto, mi ritmo cardiaco aumenta considerablemente. Puedo sentir el flujo sanguíneo llenando cada pequeña vena de mi cuerpo, abriendo mis arterias, inundandome el sistema de adrenalina... Por eso requiero entrenar, es la adrenalina que mantiene mi mente media cuerda.

Digo medio, porque no siempre funciona... Justo como hoy...

Trato de respirar, inhala, exala... Espíritu controlate, mantente quieto, solo corre, fluye... Respira, inhala, exala... Tu puedes, me digo... Pero no... Mi respiración se vuelve irregular, todo en mi comienza a colapsar, la vista se me nubla y pronto mi calma, esa que logro en esta clase de meditación forzada, se desvanece y paso del enojo a la rabia.

Todo se pone rojo solo quiero alcanzarte...mi respiración se agita, ahora son solo jadeos incesantes, en un doloroso intento por llenar de aire mis pulmones, del tan valioso oxígeno, abro la boca y se vuelve doloroso respirar.

Tengo la vista nublada, intento mirar el fondo de la ventana y atraer mi conciencia a la realidad, pero vuelvo faltar, esta vez de forma patética. Rompo a llorar, mis ojos se cierran y me llenan de imágenes que deseo olvidar... ¿Soy una masoquista? ¿Porqué más me torturaria a mi misma, con la imagen que me espera detrás de mis parpados cerrados? ¿dónde estás? ¿¡Por qué te fuiste así!?...

La rabia me llena, siento un profundo agobio, no me doy cuenta que sigo corriendo más y más... Son la desesperación y el miedo, los que le están dando impulso ciego a mis piernas, que aun que ya se quejan por el sobre esfuerzo, no se detienen, por mucho que queme, por mucho que me duelan... ya casi te tengo, estas tan cerca... instintivamente alargo mi mano, los músculos de mi brazo se tensan, todo mi cuerpo tiembla por la desesperación.

No hay cambios aparentes en mi entorno, solo estoy yo, con mi locura adquirida y mi maldición.

Un repiqueteo de la maquina me hace reaccionar, abro los ojos y me doy pena ¿hasta cuándo Clare?... ¿Hasta cuándo?...ya pasaron mis cuarenta minutos sobre esta máquina, la dejaré descansar, solo por hoy claro está. Mañana estaré de nuevo sobre ella, a las seis en punto de la mañana, como todo los días...

Empiezo a bajar la intensidad de mis pasos hasta lograr parar por completo, tomo la toalla que cuelga desde uno de los apoya brazos, seco mi rostro y ahogo un amago de sonrisa auto compadeciéndome ¿y qué pasa si no lo encuentran? ¿Qué pasa si no es verdad? es este estúpido estado en el que me encuentro, lo que me tiene así llena de dudas, es en el estado en el que me dejaste tú Catalina Sanz

La fuerte mano, de mi único apoyo, me sostiene. Me da un pequeño impulso para caminar hasta las pesas.

Me giro a medio camino a ellas, quedando frente a frente a él. Y mientras camino de espaldas, no puedo dejar de admirarlo.