Draco maldecía su suerte, jamás imaginó que el moreno los interrumpiría de esa manera, por una parte lo agradecía, ya que no hubiera sido nada bueno traspasar de nuevo esa línea con Hermione, y por otro lado quería asesinarlo. ¡Estaba con ella!, había estado a punto de hacerle el amor como se lo había hecho muchas veces antes. La había besado, había tocado esos suaves labios color cereza que lo volvían loco, había acariciado esa piel de porcelana, tan suave que parecía tener sabor a miel, a algo tan dulce, tan delicado, tan exquisito…
-¡Harry!- dijo Hermione acomodando su ya descompuesta blusa. - ¿Qué...que haces aquí?
Harry no dejaba de observarlos, estaba furioso, y no dejaba de pensar en la conversación con el rubio, la que tuvieron tiempo atrás… Él le había hecho prometer que no diría nada de su antigua relación, pero, ¿a cambio de qué?, el odioso de Draco estaba seduciéndola de nuevo, y de nuevo la metería en problemas.
- Vine a ver qué tal estabas...- camino dándoles la espalda.- Te espero en el despacho de Dumbledore.
Hermione fijo su vista en su amigo que desaparecía en la oscuridad. Incomoda miró al rubio que estaba a su lado, la observaba tranquilamente, con una expresión tan indescifrable que no sabía si la situación le causaba gracia o lo molestaba.
- Esto no se volverá a repetir.- dijo molesta.- Jamás en lo que queda de tu vida me vuelvas a besar.- acomodo su cabello y se sacudió la blusa, acomodándosela.
Draco no podía dejar de verla y sus pensamientos viajaban a los últimos momentos con ella en Howarts. Estaba a punto de mandar todo al diablo, pero una molesta picazón en la marca del Señor Tenebroso lo volvió a la realidad.
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Harry entro a la que era la antigua oficina de Dumbledore, viejos recuerdos llegaron a su mente, suspiro con aire de melancolía, dirigiéndose al pensadero, quería observar cada rincón de ese lugar.
Miró dentro de él, viendo varios hilos entre aquel liquido, Hermione lo estaba usando y la idea de ver si había recordado algo lo inundo. Dio varios pasos hacía atrás, no podía, no debía, era la privacidad de su amiga, si ella recordaba era asunto de ella y Mafloy.
Una oleada de curiosidad aun más poderosa lo invadió, mientras cerraba sus ojos, para no ver aquel objeto.
-"No debo."- pensó.- "Esta mal, estarías infringiendo su privacidad."- apretó el puño acercándose unos pasos.-"Es por su bien... ¿Qué harías si ella se mete en problemas?, debes cuidarla, no sabes las intenciones Mafloy."- le rebatía una pequeña voz en su cabeza.
- ¡Harry!- escucho la voz de su amiga, alejándose de un salto del pensadero.- ¿Por qué querías ver mis recuerdos?, ¿Hay algo de tu interés?- pregunto muy enojada, ya era demasiado, Harry no dejaba de sobreprotegerla, pero estaba llegando a los extremos.
- ¿Qué hacías con Mafloy?- contesto, evadiendo la primera pregunta.- El no te conviene. ¿Qué te ha dicho?
- No hacía nada de tu incumbencia.- camino hasta llegar a la silla de su antiguo director.- Contesta Harry, ¿Hay algo que te preocupe que recuerde?, ¿Tiene que ver con lo que paso el ultimo año?
- Nada de eso Herm.- se rasco la nuca un poco nervioso, sus ojos verde esmeralda esquivaban la mirada de la castaña.- Fue solo un impulso. Quería ver que tal estabas y conocer al nuevo auror.
- Pues estoy bien, el trabajo me ha ayudado.- Harry camino hasta sentarse frente a ella, tomando un chocolate que estaba en un pequeño tazón de plata.- Y al auror ya lo conoces, es Draco Mafloy.
