Rompiendo vientos

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Corriendo el viento estaba. Cacheteaba a los que pasaban. "ZAZ ZAZ ZAZ", se oía el ruidazo. Las personas con cachetes hinchados chiflaban con dificultad, desde cerca y lejos el viento reía y hacía melodía con los sonidos producidos por la boca de sus víctimas. 

Entonces, llegó el del rompevientos, con seguridad se le veía. Andando sin miedo, como quico no quedaría. El viento retado se convirtió en rafagas hacia el tipo listo, mas no le hicieron efecto, y por otro lado el viento quedo roto. Por sin ningún lado volaba en mil pedazos, pero nadie lo percibía. Solo las personas sentían aún más impredecibles las corrientes de aire. Temperaturas altas y bajas se juntaron y el viento en huracán loco quedó trasformado. Era uno de los grandes, el ruido que producía era como de león rugiente. 

El del rompevientos solamente se quedó viendo, sin temor alguno pues su abrigo amarillo a aquel fenómeno de viento salvaje le diría que no. Sin embargo, la fuerza del remolino era tal, que le arrancó su vestimenta por completo al niño. Llorando, corrió hacia su mamá, acusó al tornado por ser un patán y mezquino.  

El aire se calmó y se volvió a unir, todos se dieron cuenta que incomparable era y que debían huir.

No obstante, ¿cómo se huye de lo que se vive?

Historias rarasWhere stories live. Discover now