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¿Aún sigues aquí? ¿Por qué?

Tan sólo imagina esto:

Estas sólo, en tu casa, de noche. La única luz que hay es la de los relámpagos que vienen de fuera de tu casa tras haber un apagón.

Un ruido te hace perder la paciencia, decides buscar ese ruido por tu propia cuenta.

Buscando por la casa, te das cuenta de que la televisión está encendida pero sin señal. Raro, ¿no? Se supone que hay un apagón. ¿Qué ocurre entonces?

Desenchufas la televisión, pero al tocar el cable, notas un líquido cálido. Decides ignorarlo, pues tienes un gran cansancio y decides ir a la cama a dormir.

Pasando por el baño, decides entrar y lavarte los dientes. La luz vuelve, por unos momentos. La luz parpadea, ¿qué ves en tus manos?

Rojo.

Te asustas y corres a tu habitación.

La puerta está bloqueada.

Sientes que algo se acerca a ti por el pasillo, intentas con todas tus fuerzas abrir esa puerta. Nada.

Sientes unas manos que recorren tus pies acariciandos  y notas como te suben por las piernas.

Con la piel de gallina, consigues entrar a tu habitación y cerrar la puerta rápidamente. ¿Qué es esa respiración que oyes tras de ti?

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