prefacio

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Las drogas no eran parte de un mundo oscuro donde los mayores despojos de la sociedad se encontraban; la droga estaba en cada esquina, bajo los asientos de los coches, en las mochilas de los alumnos, en los hogares de los policías y en la sangre d...

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Las drogas no eran parte de un mundo oscuro donde los mayores despojos de la sociedad se encontraban; la droga estaba en cada esquina, bajo los asientos de los coches, en las mochilas de los alumnos, en los hogares de los policías y en la sangre de los jóvenes. Las drogas siempre habían rondado por su vida, habían consumido la de sus padres y se habían incrustado en la suya.

Había quedado con un chaval a un par de manzanas que quería un puñado de cogollos para colocarse el finde con sus amigos y, según el reloj de su teléfono, iba a llegar tarde. Rodó de la cama con una horrible jaqueca por todo el alcohol que consumió la noche anterior. Sin cambiarse la ropa con la que había caído dormido salió de su habitación esperando no encontrarse con su madre. Utilizó la pequeña llave para abrir lo que en su día fue el estudio de su padre y que se había convertido en su almacén personal, tomó la mercancía y cerró con cuidado para que nadie se colara en su ausencia.

Hacía un mal día de otoño, con niebla a pesar de ser casi medio día, y la humedad le dificultó encenderse un cigarro mientras caminaba hasta el punto de encuentro. Se agitó los mechones oscuros como si pudiera ubicar sus pensamientos. Todo lo que ocurrió en la fiesta de los Acid Blade volaba por los confines de su cráneo sin colocarse cronológicamente: la pelea, la carrera, los gramos de cocaína y la discusión con su hermano. El ritmo de vida al que se había visto obligado a llevar estaba acabando con su cordura.

Avistó a lo lejos al muchacho. Parecía nervioso, probablemente aterrorizado por la idea de que en vez de con un camello hubiese contactado con un policía encubierto. Él no lo era pero con esa actitud uno de esos perros con buen olfato se daría cuenta de que algo extraño le ocurría.

-Ey, tú, camina- le dijo al llegar a su lado-. Como sigas con esa cara de estreñimiento nos van a pillar. Vamos a entrar en la tienda de ropa más cercana y te daré tu hierba de mierda en el vestuario. No acepto quejas así que camina de una jodida vez- insistió al ver que no se movía de su sitio.

-¿Cómo sé que no eres un poli y me vas a empapelar?- preguntó desconfiado.

-Te toca confiar, chico. Camina.

* * * * *

Escocía. La reciente herida de la pierna escocía demasiado. Fue un estúpido por pensar que podía ganar al campeón absoluto y podía haber perdido la vida con la jugarreta que le hizo. No era nada nuevo que en las carreras ilegales todo valía con tal de ganar y que las muertes se celebraban con más pasión que la victoria en sí. Ahora, por no pensar en su integridad física, tenía que soportar la regañina correspondiente.

-Te lo dije- bufó Jin soltando el botiquín sobre la mesa-. Te dije que no te metieras en esos chanchullos para sacar cuatro sucios billetes.

-Ya estamos...- suspiró Yoongi-. ¡Joder! ¡Ten más cuidado!- se quejó cuando el mayor dejó caer un chorro de agua oxigenada despreocupado sobre la quemadura.

-Pues la próxima vez no te caigas de la moto.

-¿Puedes darte prisa? En diez minutos he quedado con un cliente y debería ir preparando todo. No queda bien citar a alguien y luego ser un impresentable- lo apremió chascando la lengua.

En la hora en la que decidió unirse a aquel mundo del que no era nada fácil huir. Quizás debería haber hecho caso a Jin cuando le advirtió de que su idea era absurda y era mejor buscar un trabajo como cualquier adulto normal. Quizás...quizás lo haría pero no hasta que le hiciera comer polvo a ese narcisista de los Acid Blade.

* * * * *

Pues mira, ¿qué os voy a contar que no sepáis si soy una puta mierda sin constancia con los ffs?

A mi querida Andrea le debía yo un relato sope por su cumpleaños, que es en enero y han pasado once meses, pero todo correcto. Cambié de concepto como once mil PUTAS veces. Por fin mi cerebro ha querido pensar en condiciones y aquí viene esta soberana caca narrativa que ha pasado de relato a historia en condiciones. Sé que le encantan los ffs más oscurillos y si tiene movidas ilegales mejor so: aquí está.

He hecho una playlist de música en spotify, muy miscelánea toda ella, y os dejo el enlace por si os apetece añadirla/escucharla/limpiaros el culo con ella (el orden es aleatorio, chavales): https://open.spotify.com/user/lasusedura/playlist/2sX1WDB6977ABmA1dMn8xo

Y pues nada, que espero que os guste este coso que ha visto la luz dentro de mi bloqueo creativo masivo.

Hasta luego, Maricarmen.

Ride Or Die | SOPEWhere stories live. Discover now