Capítulo 5: La sombra de la amante.

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Nuevo capítulo, es como el caldo maggi: pequeño pero sustancioso... Cada capítulo se lo he dedicado a cada uno de mis seguidores, hoy es el turno de Reinhakaiotho.

Hasta el próximo capítulo!!!...

Myo Portella

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- ¡Deja la vaina Mario!

- Eso me pareció a mi - Mario atiza la fogata de la duda en su amiga.

- ¡No lo creo! - niega Sandy - esa tonta no se satisface con lo que tiene, no le daré importancia al asunto, me voy al baño.

Sandy se aleja de su puesto de trabajo con mucha prisa, la idea de que Dante y la nazi se conozcan de antes le provoca náuseas. Mario sin quererlo logró robarle la calma a su amiga y espera fervientemente que lo sucedido con las miradas que Herlinda le daba a Dante juegue a su favor y hasta se atreve a pronosticar el final de esa relación que a sus ojos no debió ser. El deleite del muchacho por el próximo fin del noviazgo de su amiga le pinta una sonrisa en su cara.

La pelirroja acelera sus pasos hacia la cafetería, le mintió a su amigo. A esa hora de la mañana la gente que trabaja en el área administrativa suele merendar, entre esos su querido novio. Se reprende a sí misma porque sus piernas no pueden ser más rápidas para llegar a recepción y subir las escaleras que llevan a la cafetería en el tercer piso, la glucosa necesaria para que los músculos se muevan se la está gastando su cerebro, tratando de despejar el panorama que le había mostrado Mario: “¿por qué esa perra desgraciada estaba mirando a mi novio?, ¡con lo buen mozo que es!, hay que estar alerta porque ella puede ir a su oficina a cualquier hora y caerle con la pesada, ¿pero qué estás diciendo niña tonta?, ¿acaso no confías en Dante?, ¿qué tiene esa que no tenga yo?, ella no es bonita como yo, tiene un cuerpazo... ¡pero nada más eso!, además con todo lo que le he contado de lo que ella me hace, ¡Dante la sacaría de taquito!”...

Lo que te quería decir es que la mirada que Herr Linda le daba a Dante... o era propiamente de encanto hacia él, o ella se veía gratamente sorprendida, como si lo conociera de antes…

Porque cuando ella lo miraba a él, ¡tu novio se veía más espantado aún!

- ¡Maldito seas Mario! - susurra Sandy.

Ahora que lo piensa, ella también había notado la actitud de Dante antes de que la señora tenebrosa la lanzara de cabeza hacia el abismo y sin paracaídas, quería lanzarle el lapicero que tenía en la mano para preguntarle qué le pasaba y relegó el tema porque su prioridad de ese momento era caer de pie después de que Herr Linda la empujara así. “¿Y si se conocen de antes?, ¿qué habrá pasado entre ellos para que Dante se asustara con su presencia?, ¿qué habrá pasado?... ¡no!, puede ser cualquiera… ¡cualquiera menos ella!”. La mente de Sandy procesaba información a velocidad de fórmula uno pero sin una conclusión satisfactoria, lo que puede aclarar sus dudas es sacar la información directamente de la fuente, con mucho tacto, cualquier reclamo puede sonar a celos y poner a Dante sobre aviso.

Las personas del área administrativa están merendando como de costumbre en la cafetería del tercer piso, Sandy entra a riesgo de ganarse una mirada más despectiva de las que ha recibido antes, puede jurar que escucho a alguien decir: “¿qué acaso no tienen su cafetería aparte?”. Haciendo caso omiso a las miradas acosadoras de quienes merendaban, Sandy se sienta en la mesa del rincón que da con el ventanal para no incomodarse con tanta gente ignorante alrededor, esperando a Dante. Pasa una hora y su novio no aparece a tomar su merienda y está segura de que su fastidiosa jefe tampoco ha llegado a “Auschwitz”.

Y para qué llorar, pa' qué si duele una pena, se olvida.. y para qué sufrir, pa' qué si así es la vida, hay que vivirla Lalalé.

El ringtone del celular de Sandy anuncia que la cosa puede ser peor:

Mientras tanto... ¿mato a mi jefe?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora