1. Sin recuerdos.

262 11 3
                                    

« CHRISTOPHER »

Desperté gracias al irritante brillo de un resplandeciente sol que traspasaba las persianas de mí habitación con una intensidad asfixiante. Permanecí tirado sobre el colchón durante unos minutos en los que lograba asimilar mi existencia.

Después de lo que pareció una eternidad y aun a si no era suficiente, decidí levantarme. Me tomo algo de esfuerzo físico y mucha más fuerza de voluntad, pero cuando por fin lo soy capaz de hacerlo, de inmediato soy abordado por un intenso dolor que parece querer atravesar mi cerebro.

Apreté los dientes al tiempo de que sujetaba  ambos lados de mi cabeza con las mano. Cierro fuertemente los ojos. Un segundo más tarde, cuando siento el dolor disminuir, abro nuevamente los ojos. 

Dejo escapar un sonoro bostezo que es acompañado por un fétido olor.

¡Puaj!

¡Qué asco!

Y es que la más asquerosa combinación de un aliento mañanero y varios líquidos desconocidos, que resultaban bastante repugnantes, bailaban en una nube desagradable que se mezclaba en mi boca. Además de que esta también se encontraba completamente seca. Odiaba la fastidiosa boca seca que siempre se producía luego de una larga noche de bebida. 

Comienzo a hacer una búsqueda mental por entre mis recuerdos sobre la noche de ayer. Me preocupaba de que en mi estado de embriaguez hubiese podido cometer algún tipo de estupidez. No obstante, lo único que pude obtener son solo algunos fragmentos sobre algún tipo de fiesta, ni siquiera podía recordar el dónde fue o con quién estaba.  Cualquier otra cosa aún permanecía siendo un total misterio.

Así que sin recuerdos y con una resaca de mil demonios, bien comenzaba a parecerme a esos tipos que aparecían en esa película de "¿Qué pasó ayer?". 

Al menos espero que no haber perdido a alguien. 

Talle uno de mis ojo y con la palma de mí otra mano tanteo sobre la superficie de la mesa de noche en busca de mi teléfono. Quería saber por qué razón no fue la alarma de mi teléfono la que me despertó está mañana. 

Estaba apagado.

El estúpido aparato estaba completamente descargado. Maldigo en voz baja mientras lo conecto al cargador y vuelvo a ponerlo sobre la mesa. Dejo salir un segundo bostezo y es ahí cuando decido que me urgía cepillarme los dientes para eliminar el apestoso olor de mi boca, y de paso aprovechaba para darme una ducha también.

<< ... >>

45 minutos después...

Completamente aseado y con los dientes limpios, por fin salí de mi habitación con dirección a la cocina. Detengo mi andar abruptamente en cuanto llego a la estancia del apartamento.

¡¿Que mierda?!

La estancia parecía una maldita pista de obstáculos, todo estaba hecho un jodido caos. Era como si hubiese habido una fiesta de fraternidad aqui. Cosa que muy probablemente haya sido lo que ocurrió.

Frunzo el entrecejo y me rasco la nuca en lo que observo el desorden.

Intento recordar nuevamente.

Nada.

Suelto un resoplido mientras me giro y comienzo a aproximarme hacia la nevera y me sirvo un vaso con agua. Tomo una pastilla para calmar el dolor de cabeza y me las trago junto con el agua.

Fastidiado, dejo el vaso en el fregadero y me voy de vuelta a mi habitación, allí tomo el teléfono y por fin enciendo el condenado aparato. La cosa vuelve a la vida y de inmediato deslizo un dedo a través de la pantalla con diligencia para desbloquearlo. No obstante, palidezco al encontrar 20 llamadas perdidas de tía Christine.

Bad roommates © (En pausa)Where stories live. Discover now