{LarryStylinson}Corazones cruzados.

2.-«No existen los encuentros accidentales.»

Louis largó un suspiro, mientras observaba dubitativamente las dos bolsas de sopa instantánea que tenía una en cada mano, no para saber cuál pesaba más, ni para ver que empaque era el más bonito. Tan solo las veía con mirada ausente y es que no había demasiada diferencia entre las dos, además del precio y ligeramente el sabor, nada muy perceptible para cualquiera. Sin embargo, Louis siempre ha sido del tipo quisquilloso y para su mala suerte o mejor dicho, para la de su bolsillo, le agradaba mucho más el sabor artificial de la que costaba más. Un poco más cara, un poco que igual terminaba por afectar su presupuesto marcado.

Sinceramente, odiaba hacer compras.Odiaba tener que elegir siempre lo necesario, siempre lo mismo porque temía que no le alcanzase.

Siempre lo horrible, lo que le hacía bien y lo más barato. Odiaba también no poder contar con el dinero suficiente como para comprar chucherías como; dulces, frituras o helado. Esas cosas que la gente siempre tiene en la alacena y que a veces olvida comer. Él no podía, al menos no con el dinero que su madre le mandaba de manera irregular cada mes.

Al comienzo era cada veintisiete, con exactitud. Mes por mes, sin falta y a veces un poco más. Después, empezó a ser un quince, un veinte o quizá hasta el próximo mes no recibía nada. La primera vez que le reprochó su descuido su madre se había puesto a la defensiva, aludiendo que era lo suficientemente grande como para mantenerse a sí mismo, seguido de un largo sermón acerca de lo malagradecido que estaba siendo con ella, todavía cuando le mandaba a un colegio de paga y que le dejase disfrutar sus vacaciones junto a Marc. 

Como castigo, solo le mandaba el dinero y ya no llamaba ni siquiera para preguntar cómo se encontraba o de si le estaba alcanzando. Aunque de igual modo, eso no lo había hecho durante las primeras llamadas, Louis no pudo evitar sentirse una vez más; solo, abandonado. . . al menos antes, la presencia de su madre le hacía sentirse "Acompañado", era feliz con ese sentimiento de tener a su mamá cerca, o mejor dicho, de tener a alguien en su vida.

Louis no sufría de mamitis o parecido. Su familia, su pequeña familia nunca fue normal. Al menos no que recordase. Recuerda un poco, cuando vivía con su abuela y por las tardes ésta pelaba y cortaba una manzana para él antes de comenzar a cocinar cada día, se sentía bien. Su mamá era joven, Tenía diecinueve años cuando Louis apenas tenía cuatro. No le recordaba ser una madre, solo recordaba a su abuela gritándole por cualquier cosa, hasta que ella simplemente se cansó y se fue con Louis a ser independiente. Egoístamente independiente.

Ojala hubiese podido ser capaz de elegir el otro camino en su vida... quizá hasta hoy, al llegar a casa alguien pelaría y cortaría una manzana para él, mientras esperaba a que la comida estuviese servida. Oh sí, daría todo por volver a ese momento, por... solo ese sentimiento, lo que fuera, hasta su alma.

—¡Louis! —

Una voz femenina le llamó de repente, él castaño solo se limito a cerrar los ojos, esperando, o casi rogando, que fuese a otro Louis a quién llamaba, pero nadie dijo nada, nadie respondió o dio señal de vida y los pasos de la señora se hicieron más fuertes a medida que avanzaba hacia él.

—Oh, Lou... ¡Qué casualidad! Hace mucho que no te veía. —Comentó la mujer, mientras le abrazaba efusivamente, como si no le hubiese visto en años. —Pensé que hoy estarías estudiando con Austin.

El cuerpo de Louis se tensó un poco al escuchar aquel nombre, ladeando el rostro en respuesta negativa. Le sonrió a la mujer, después de todo, es la madre de su... mejor amigo y amiga de su madre, pero era tan extraña, tan cariñosa, tan cuidadosa, tan opuesta a su madre, que le hacía sentir... miserable, porque él deseaba a alguien así.

—Fue a la práctica de fútbol... y después es muy tarde para vernos.

—Es cierto, además con esa novia que ha conseguido. ¿Sabes que ya llamó a casa? Incluso quiso invitarse a una cena, pero no... Tuve que inventar una excusa. —