Interludio I

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Bast estaba ahí, considerando en si quería o no escuchar acerca de las aventuras del posadero pelirrojo con Felurian, y su repertorio de habilidades en las artes amatorias.

—Reshi—Le interrumpió apenado, pero con gran urgencia de retirarse, algo de aquella historia comenzaba a desatar un caos de ira en su cabeza "sin razón aparente."

—¿Si, Bast?—La voz de su maestro sonó tranquila, como ese río en el que solía ducharse, y sin embargo siempre le hacía sentir unos nervios inexplicables.

—Debo dormir, Reshi...—La mirada verde se mostraba comprensiva.

—De cuerdo—Dijo, poniéndose de pie—Podemos dejarlo para la siguiente noche, Bast.

—No—Su respuesta fue tan apresurada que sorprendió a su maestro—Yo... Reshi, en verdad me encanta mirarte y escuchar la manera en la que narras, es solo que esta historia en especial...—Ahora el Ruh sonreía, no daba crédito a los halagos de su aprendiz.

—Bueno, si lo deseas puedes ir a la cama, me es fácil suponer que no necesitas historias respecto al mundo Fata, ni a Felurian—El ojiazul asintió, mirando cómo los labios de Kvothe gesticulaban cada palabra—Me quedaré aquí con Cronista, anda, ve a descansar; mañana me ayudarás en...

—¿Toda la noche estarás aquí...?—"¿A solas con Cronista?"

—¿Todo bien?—El posadero frunció el ceño ligeramente confundido.

—No, Reshi, quiero decir, sí, todo bien, pero...—Miró entonces al escribano, quien sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

—Alumno—Reshi le llamó reprendiéndole por esa mirada sombría que le había dirigido a Cronista—Tú no te molestas en disimular nada nunca, ¿cierto? —Su Reshi rió, y para él sonó como música.

—Jamás, Reshi, no contigo—Ahora fue el joven Fata quien se puso de pie, sopesando aún la opción de quedarse o no—¿Tenemos lo necesario para el desayuno de mañana? ¿No hay nada qué fregar?

—¿Qué está pasando con el perezoso Bast que conozco?—Preguntó sonriente.

—Reshi, solo quiero sentirme útil en algo, honestamente no he hecho mucho más que sentarme aquí para escucharte después de que has hecho casi todo el trabajo de la posada.

—Sí, pero eso es algo muy usual en ti, dudo mucho que recién te hayas dado cuenta—Dijo divertido, tomando uno de esos trapos viejos y con manchones que llevaba en los bolsillos—Puedes limpiar la barra, si te apetece, será rápido y podrás tomar una siesta... ir tras las hijas de los granjeros ha de ser una agotadora tarea—Eso no hizo reír a Bast, no le agradaba que su maestro pensara así de él, porque ni siquiera era cierto, desde que Devan (Cronista) se encontraba en Roca de Guía, no se atrevía a dejar a su querido Reshi.

El fata tomó aquel pedazo de tela sucio que Reshi le estaba ofreciendo, y se fue a hacer aquella tarea sin decir nada, su rostro ahora estaba más serio por el comentario del edena.

Su mano se movía en círculos friccionando el trapo contra la madera oscura de la barra, escuchaba la voz de su maestro al fondo como un murmullo constante, escuchaba gustoso ese familiar y agradable tono de voz como si se tratara de su melodía favorita, sin concentrarse en entender el significado de las palabras, a veces Reshi lo miraba de soslayo, porque probablemente ya pensaría que restregar la barra le estaba tomando demasiado tiempo.

"Reshi..." Fue un murmullo, la verdad era que Bast no deseaba volver a interrumpir la narrativa, así que si su maestro le había escuchado, le daría las buenas noches, y si no, simplemente se marcharía hacia su habitación.
—¿Dijiste algo, Bast?—El chico sonrío, claro, a Kvothe nunca se le escapa nada.

—Creo que ya debería ir a dormir...—Dijo con ese tono juvenil, estirándose con pereza y fingiendo que los ojos se le cerraban.

—¿De verdad? En ese caso que descanses, y de no ser así... Si acaso piensas salir de nuevo por la ventana, no olvides cerrarla, alguien más podría entrar desde ahí—La respuesta del moreno fue una sonrisa pícara.

" A Kvothe nunca se le escapa nada" Se repitió.

—Juro que esta noche dormiré, Reshi, en mí cama—Prometió, haciendo énfasis en el "mí", para luego retirarse con una sonrisa juguetona al ver la expresión que su adorado maestro puso al escuchar su muy sugerente respuesta.

Pero no, sabía que no lograría dormir al pisar el segundo escalón, cuando escuchó a Kvothe proseguir con su historia junto a Cronista, describiendo casi con exageración -o eso le parecía a Bast- la figura de aquella mujer, cada detalle de su rostro y la textura de su piel, le fastidiaba demasiado.

"Ella ni siquiera es para tanto."

Y con fastidio llegó a su habitación, donde no se tomó la molestia de iluminar el camino hacia su cama, pues se lo sabía mejor que la palma de su mano, al llegar y recostarse, ocultó su rostro bajo las sabanas, sintiéndose como un niño gravemente avergonzado.

Incluso si quería pretender que no se daba cuenta de lo que sucedía en su interior, sabía perfectamente qué era eso que estaba gestándose con furia en su pecho y le agitaba los pensamientos, inclusive si era la primera vez que tenía esta emoción, fue fácil de reconocer: Estaba celoso.

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Dedicado especialmente a: Carrietta22

Kvothe x Bast [Kvast] - InterludiosWhere stories live. Discover now