Esta vez tendré que buscarme una excusa de las grandes por mi larga ausencia; bueno, no, que me da perecita. Simplemente, estaba en una etapa de mi vida nada afilada, y por eso la desconexión, aparte de que mi vida universitaria me chupa la existencia y bastante tengo con compaginarla con mi vida personal. Pero bueno, «¡Yo he venido aquí para hablar de mi libro!», bromas aparte, empecemos.
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Estaba yo en el autobús, pensando sobre qué podía hablar (que no estuviera demasiado, demasiado visto), cuando caí en la cuenta de que no había tocado este tema. Yendo al grano, y como indica el título, hablaré sobre cómo ampliar el vocabulario.
AVISO: Este post va dirigido, obviamente, a aquellos que quieran ampliar su vocabulario, si ya eres un experto, pues supongo que esto te resultará algo inútil, pero bueno, te invito a leerlo igualmente.
Antes que nada, quedas avisado de que cuando termines de leer este post, no te habrás convertido en una RAE andante, simplemente te voy a dar consejos para que aprendas a ampliarlo. Y los consejos me sirven a mí, o sea que tan desencaminada no voy, ni estoy probando suerte contigo. Así que empecemos por lo típicamente tópico, y que ya te sabes de memoria, pero no está de más reiterarlo:
● A la hora de escribir, es imprescindible tener a mano (de forma material o virtual) la RAE, un diccionario de sinónimos o una enciclopedia, si se tercia, (o lo que te dé la gana, pero ten algo). El de sinónimos te servirá para no causar un agotamiento mental al lector, y la RAE te ayudará a introducir una palabra correctamente en su contexto, sin darle un significado ridículo. Y ahora llegas al punto que me dices, «¿Y tengo que estudiarme la RAE palabra por palabra hasta la z para ampliar mis horizontes?». Y yo te responderé, «No estaría mal, si tu tiempo de vida fuera ilimitado, o tuvieras mucho tiempo libre, si no es el caso, saltemos al segundo consejo, que de igual forma podría ir en primer lugar.
● Vale, este es trilladísimo de la muerte, pero no puedo hacer nada. Lee, lee, lee y… Lee. Claro que cuidado con lo que leas, porque si quieres aprender, tira de algo que esté por encima de tu nivel, si no, no sirve de mucho. Fíjate en el orden de las palabras, en el vocabulario que utiliza, y en cómo lo utiliza, en la adjetivación, o las metáforas, que sé yo. Y ahora seguro que me dices (y si no me lo dices tú, me lo dirá Pepa), «¿Y si mi capacidad de retención no da para mucho?». Bueno, no te preocupes, aquí te traigo la solución, la solución final (no tan radical como la de los nazis, tengámoslo en cuenta).
● Como la memoria tiene límites, al mismo tiempo que escrutes al detalle ese libro que te he indicado, ten al ladito un cuaderno, para ir apuntando todo aquello que te llame la atención, sea lo que sea (aplico mi obsesión por los cuadernos (bonitos) a este truco, y así me desahogo). Después de empezar con la lista de vocabulario nuevo, puedes practicar con ella, es decir, forma frases cortas (con coherencia. Y no vale una frase tal que esta: «Estaba paseando por el bosque cuando vi la palabra "eviterno" escrita en un árbol», porque algo así solo lo escribiría Pepa), y acostúmbrate a ellas. Esta es una de las formas más efectivas que conozco. Aquí te pongo un extracto de mi lista, que aunque no sean palabras que a primera vista me resulten desconocidas, no están en mi vocabulario, y por eso me llaman la atención: «Lisonjear, iconoclasta, ígneo, misceláneo, acérrimo, miríada, subterfugio, eviterno». Paro, porque si no, podría fácilmente rellenar diez páginas. Y no solo os limitéis a las palabras, si una frase os encandila también la podéis copiar, o una descripción o diálogo, así hasta el fin de los tiempos. La cuestión es ir alimentando eso blandito que tenemos en la sesera (sí, he estado practicando con mi lista). Cuando la domines te sentirás realizado (en realidad no, pero no tengo nada más para ofrecerte, más que sed de conocimiento). Y también sabrás identificar las fuentes perniciosas que afectan a tu intelecto (si es que ya no lo sabes ahora) y te podrás alejar de todo el mal que te rodea (como de esos programas de televisión en que los energúmenos solo chillan y dicen cosas sinsentido, porque son caca, y de derivados).
Y hasta aquí puedo escribir, a ver, te podría contar mi vida, pero no es plan. Y si alguien tiene un truquito en la manga que no haya mencionado, su aportación será más que bienvenida.
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Espero que os sirva de algo todo lo escrito, ah, y tengo otro post preparado en la recámara, así que no me tiraré otros tantos meses sin publicar nada.
¡Gracias por leer, comentar y votar! Y tal, tal.
Firmado: El Afilador
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