Capitulo 3. "Número equivocado".

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Capitulo 3.

Durante el camino a casa pensé en la propuesta de Harry Baxter. Más bien la única opción viable. ¿Realmente necesitaba de mí? seguramente era de esos hombres que no dejaban pasar pequeños errores a nadie. Un error de más de veinte mil dorales. Pensé. Quizás era esa clase de hombres que te hacían pagar como fuese para enseñarte que nada en esta vida es gratis. ¿Era Harry un hombre respetable?, recordé su rostro. Su piel era blanca pero bronceada, tenía dos hoyuelos que solo se mostraban cuando sonreía con ironía. Seguramente su única forma de sonreír. Sus ojos verdes y esa mirada tan penetrante me recordaban a algo pero no estaba segura a que o quien. Sabía que estaba joven, pero ¿será que la amargura le sumaba años?

El timbre sonó y automáticamente sonreí. Estaba lista para mi cita con Paul, me mire en el espejo una vez más. Aceptable. Camine por el pasillo hasta llegar al cuarto de mi madre. Toque dos veces antes de pasar. – ma... recuerdas que te dije que hoy saldría?- le recordé.

Ella me miro a través del espejo – es viernes por la noche... cuando no – sabía que hablaba con sarcasmo, pero también sé que no le apetecía para nada la idea ya que esa misma noche ella tenía turno en el hospital y no regresaría hasta mañana por la mañana; además yo no solía hacer estas cosas.

– Nos vemos – me despedí. Dude en darle un abrazo pero di la vuelta y salí.

Ella se giró y me siguió – te ves muy bien, pórtate bien – respondió.

El timbre volvió a sonar. Abrí la puerta y me encontré con Paul parado con un pie en el suelo y otro en el escalón. – Tú siempre te ves hermosa pero hoy... exageraste – dijo al verme. Me sentía bien.

– Gracias – respondí sonriente. Al llegar al auto espere a que abriera mi puerta pero eso no paso. Esto no es una película. Me recordé. – Mis padres me han regalado este Jeep, está lindo no? – dijo mientras íbamos en el camino. – Muy lindo – le reconocí. El sonrió orgulloso se miraba muy guapo cuando manejaba. Y siempre.

Aparco el carro frente a un conocido restaurante. Lo mire sorprendida – estas seguro de comer aquí? – pregunte antes de bajarme, una sola botella de agua pequeña costaba cinco dólares. Él estaba parado frente a mi puerta – No te preocupes, tengo la tarjeta de papá – extendió su mano. La vida es simple, lo es con personas como Paul ¿será por eso que en el mundo existe gente como Baxter? Para crear un equilibrio perfecto.

Estando ya en la mesa un hombre con bigote se nos acercó – ¿están listos para ordenar? – Paul me miro esperando una respuesta. – Pollo a la cordon Bleu- respondí y el hombre lo escribió en una pequeña libreta dorada. – lo mismo para mí – dijo Paul. El mesero asintió y se fue.

Estábamos conversando acerca del instituto, Paul me hablaba de las grandes cosas que haría en la empresa de su padre cuando se graduase en unos meses. – Entonces no a la universidad – le sonreí. – Claro que no Mad, esas cosas no son para mí – me sonrió. – Yo tengo la vida resuelta y me gusta – realmente estaba orgulloso de ser la carga de sus padres. Mi celular vibro bajo la mesa disimule a verlo "llamada entrante: número desconocido" – se leía en la pantalla.

Paul se dio cuenta que intentaba ponerle toda la atención posible – contesta, no te preocupes – me animo, le sonreí. – será solo un momento – dije antes de ponerme de pie y llegar al área de bar del restaurante.

*llamada telefónica*

El teléfono seguía sonando – hola? – pregunte.

– Soy Harry Baxter – se escuchó de la otra línea. Me congele y colgué el teléfono rápidamente y lo guarde en la cartera, no sin antes apagarlo. No estoy lista para esto.

– todo bien? – pregunto Paul en cuanto regrese.

– Si, número equivocado – mentí, y me alivie cuando no hizo más preguntas. El resto de la cena estuvo bien, al fin había tenido una cita con Paul Sans, pero había algo que no me terminaba de convencer. Era un cliché, el chico guapo del instituto. Al llegar a casa, espere que se bajara y me acompañara pero solo espero en el auto a que yo me bajara.

– gracias por esta noche – dijo nervioso, vamos Paul pregúntame si quiero ser tu novia- pensaba una y otra vez. – Que descanses – añadió y beso mi mejía. ¿Qué?

– buenas noches – respondí y dedique una leve sonrisa. Desabroche el cinturón de seguridad y abrí la puerta.

–nos vemos en lunes Mad, tendré una sorpresa para ti – rio y puso en marcha el auto. Eso me entusiasmo y entre a la casa sonriente, quizás era muy pronto para la primera cita.

"Doblare turno hoy, llegaré hasta el domingo con Axel"- decía la nota de papel sobre el televisor. Axel era el nuevo novio de mamá, hace dos meses había terminado la relación con Josh su novio anterior, simplemente mi madre no era estable en ese aspecto y en cierto aspecto sentía un poco de lastima. Subí a mi habitación y encendí mi celular, tenía unas cuantas llamadas perdidas de Baxter. Mierda.

***
Lunes, no hay nada como iniciar una nueva semana por fin me levante temprano y aprovechando que era verano me coloque unos shorts de mezclilla. Cada lunes Fátima y Danielle pasaban por mí. Razón para levantarme temprano. Era la mejor rutina de todas, llegábamos juntas, soportábamos las clases aburridas y al terminar el día íbamos por un café a la ciudad. ¿Existe un mejor lunes?

– Buenos días – salude sonriendo de oreja a oreja en cuanto me metí al auto negro. –y ese humor? – pregunto Danielle. – ¿por fin son novios?, ¿cómo la pasaste el viernes? – comenzó la lluvia de preguntas de ambas.

– No aun no, dijo que hoy tenía una sorpresa para mí, y el viernes fue excelente – sonreí.

– ¿qué crees que sea? – pregunto Fátima en cuanto nos bajamos del auto.

– no lo sé, pero espero que por fin me pregunte – comente. Realmente no podía imaginar otra cosa.

Esta vez Danielle aparco el carro en el estacionamiento techado del instituo, así de debíamos caminar por todo el otro estacionamiento para poder llegar al edificio en donde recibíamos clases – ¡si enserio, esta buenísimo! vamos creo que aún sigue allí– dijeron dos chicas que pasaron junto a nosotras casi corriendo.

– ¿de quién hablaran? – pregunto Danielle alzando la mirada.

– ¡vamos! – grito Fátima halándonos por donde se fueron las chicas. Varias se reunian en pequeños grupos para rodear y ver "discretamente" a un hombre... Mierda.

–Allí estás – me señalo. – Creíste que iba a ser fácil escapar... – Harry Baxter estaba mirándome fijamente sentado sobre su auto. 

100 días con el señor arrogante ORIGINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora