Diecisiete

1K 85 41
                                    

-¿Noah?-, pregunta confundido mientras que está conduciendo al hospital.

-¡Es el sobrino de Nate!-, digo alterada.

-Yo sé, pero no entiendo por qué estás así-.me mira por un segundo y vuelve su mirada a la pista.

-Es que Nate está muy preocupado, creo que estaba llorando, no sé, me pidió que lo acompañara en este momento-, hablo desesperada por querer llegar a verlo. En realidad, ni yo entendía esto. No conocía tanto al pequeño Noah como para ponerme tan alterada, estaba al borde de las lágrimas, pero creo que era porque desde el momento en que lo había visto, había sentido esta conexión tan extraña entre este pequeño bebé y yo.

-Vamos-, me toma de la mano y no hablamos en todo el camino hasta que veo que estacionamos en un lugar cerca del hospital. Mierda. No podía seguir con estos tacos, tenía que sacármelos si es que quería estar corriendo de aquí para allá una vez que ya estuviera dentro, y eso fue lo que hice, chau tacos.

-¡Vamos!-, ahora yo soy la que grita y lo jala de la mano hasta la puerta del lugar-, Hola estamos buscando a Noah..-. ¡Rayos! No sabía ni cómo se apellidaba-, señorita, debe haber algún Noah internado, está en estado crítico-.

-No le puedo dar la información si no es familiar-, mierda y más mierda, ¿por qué era tan cuadriculada?

-Por favor, es una urgencia-, lloriqueo, sin embargo, la morena con lentes y bata no acepta.

-Lo siento, señorita-. No me mira, creo que ni siquiera me estaba prestando atención, odiaba que me ignoraran, era lo peor que te podían hacer.

-Mire señorita, debe darme esa información ahora mismo-, niega-, por favor-, empiezo a llorar como magdalena-, necesito verlo, tengo que verlo, es un niño muy importante para mí, le juro que en estos momentos estoy tan alterada que no me acuerdo ni el apellido de este familiar mío-, lloriqueo con más fuerza y creo que le doy pena porque empieza a escribir algo en un papel.

-Aquí tiene-, me sonríe y hago lo mismo.

-Muchas gracias. Es usted un ángel-, agradezco, juro que estoy a punto de abrazarla.

-Suerte-, me dice y vuelve a los suyo. Asiento y vuelvo a jalar a Lucas, pero mi sonrisa se borra al ver tantas habitaciones en el papel, cuántos Noah podían haber en este hospital, ¿cuatro? ¡Ni que su nombre fuera tan común! ¡Rayos! Pero eso no me detendría en encontrar a ese preciado bebé.

-Vamos al segundo piso-, aprieto el botón del elevador y no espero a Lucas a que salga, yo ya estoy corriendo hasta la habitación doscientos doce. Rogaba que estuviera ahí porque sino, lloraría más-. ¿Noah?-, pregunto buscando por todos lados, no había nadie afuera, creo que eso significaba que no era mi Noah. Algo me decía que no abriera la puerta, y es que me causaba terror, pero al final, tuve que hacerlo de todos modos.

-Aquí estoy-, escucho una voz rasposa y soñolienta-, ¿Amor? ¿Eres tú?-, qué tierno era este chico, me causaba nostalgia-, ¿Jessica?-

-Perdón, no soy ella-, me disculpo y salgo de inmediato al ver que se está dando la vuelta. Mierda.

-¿Era?-, me pregunta Lucas detrás mío. Niego con lágrimas en los ojos y me abraza. Sonrío porque lo necesitaba, tenía esperanzas de que fuera. La esperanza era lo único que se perdía.

-Vamos-, lo tomo de la mano y nos dirigimos a la habitación doscientos diecinueve. Apenas llego, veo a varias personas dentro llorando, ¿qué?

-Lo siento señorita-, sale una doctora lamentándose, no, no, esto no podía estar pasando. ¡No! Me rehusaba a creerlo.

-¿Qué está pasando?-, pregunto ahogándome con mis propias palabras.

-Hicimos todo lo que pudimos-, se lamenta y se va dejándome destruída.

Adicto A TiDove le storie prendono vita. Scoprilo ora