Sólo Ignóralo.

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Para ese momento todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo parecían haber colapsado; quería correr, llamar a alguien, tener alguna reacción; la que fuera.

En lugar de ello, me limité a acurrucarme y temblar; al igual que lo hacía cuando era un pequeño niño, impresionable y nervioso, está era la reacción que adoptaba mi organismo cuando se encontraba en "peligro"; algo tierno a los 8, pero cobarde pasados los 20.

Cualquier reacción, menos esa

Añadí para mis adentros

Respira, no hay peligro alguno

Me repetía a mi mismo una y otra vez en un intento por recuperar la calma; esto no era muy diferente a lo que ocurría durante mi niñez.

Sabía que no había peligro, simplemente alguien había llamado a mi puerta; algo cotidiano, normal.

No había nada que temer.

Pero una parte dentro de mí sabía que ese temor irracional era causado por aquellas notas.

Temía que regresaran.

A pesar de haber recibido la que creí ser la última hace más de medio año, aún se me erizaba la piel al descubrir un pedazo de papel perfectamente doblado en el suelo; y más al recordar esa sensación al hallar una nueva en tan extraños lugares, lugares en los que a nadie se le ocurriría ponerlas; a menos...

A menos que te conocieran.

Decidí olvidarme de todo el asunto e irme a la cama temprano, no me quedaba apetito (o comida).

Subí las escaleras de mi diminuto apartamento y me envolví entre las gruesas sábanas...

La tenue luz atravezaba mi ventana, golpeandome directamente en el rostro; me levanté de inmediato, planeaba cerrar las cortinas y continuar con mi patético día.

Al observar abajo a través del desgastado vidrio, alcancé a divisar un pequeño paquete rectangular; esperando al pie de mi entrada.

Seguramente habría sido el motivo del golpeteo de mi puerta la tarde anterior; pensar en como me había comportado ante un simple paquete... me hacía sentir estúpido y avergonzado.

Y todo por un paquete

Pensé, mientras me reía de mi mismo por la forma en la que había actuado.

Me apresuré escaleras abajo y tomé la pequeña caja perfectamente sellada.

Me dirijí al centro de la sala y me senté en el suelo con el paquete frente a mi.

No tenía remitente o destinatario.

Lo abrí.

Estaba vacio.

Me pregunté que clase de broma sería aquella, recogí el cartón del suelo para tirarlo, cuando un pequeño trozo de papel voló desde adentro y aterrizó sobre la televisión.

Y yo sabía lo que significaba.

Habían regresado.

Extrañas Perfectas NotasWhere stories live. Discover now