Cinco.

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Al llegar a su casa, se encontró con un enorme caos a su alrededor. ¿Pero qué era aquello? Su hermano dando vueltas de un lado para otro, con unos nervios impresionantes. Su padre con cara de pocos amigos, prácticamente gritándole al hombre que tenía a su lado y, justo ante ellos, tumbada en el sofá, se hallaba su madre. Demasiado débil para ser capaz de pronunciar palabra alguna.

-          ¡Mamá! – gritó James nada más verla.

-          James, por fin – suspiró su hermano.

-          ¿Qué está pasando? ¿Por qué está así?

-          Tranquilízate, por favor…

-          Necesitamos algo de sangre tuya – habló aquel hombre, quién supuso entonces que sería el médico.

-          Sí, sí, lo que sea necesario  - respondió James desesperado.

Dispusieron todo lo necesario para realizar aquella transfusión y, después de un largo rato en el que su madre no mostraba mejoría alguna, esto comenzó a cambiar. Abrió los ojos y pronunció algunas palabras, cosa que logró alegrar a los presentes en aquella sala y, a la vista de que, tan velozmente, las aguas habían vuelto a su cauce, despidieron al doctor. Quedándose los cuatro solos en aquel lugar.

-          Vale, ahora sí. Que alguien me explique lo que está pasando.

-          A ver, James, relájate un poco, ¿quieres? Ahora te explico.

Inmediatamente el aludido se sentó y comenzó a escuchar el relato de su hermano mayor. Al parecer, de la nada, habían cancelado todo tipo de actividades en su universidad y todas las zonas próximas. ¿El motivo? Desconocido. Pero se obligó a evacuar la zona rápidamente, dado que permanecer allí podría ser peligroso. Aunque… peligroso, ¿por qué? Nadie dio explicación alguna. Y fue por ello que sus padres, inmediatamente, fueron a ayudar a su hermano a abandonar el lugar lo antes posible. Lo extraño fue que, al llegar allí, su madre se desmayó. Sin causa alguna. Aparentemente, algo la debilitó, y aún no se sabe qué fue. No les quedó de otra que conducir hasta casa y ya allí acudir al doctor. Y aquello hicieron. El médico hizo dos intentos de transfusión de sangre. Primero, Nate. Nada. Absolutamente nada pasó. Y después su padre. El resultado fue exactamente el mismo que el anterior. Sin embargo, su madre, que se encontraba consciente, lo que hizo fue sacar su teléfono móvil y llamar a James. Por alguna extraña razón, ella sabía que con James sí que funcionaría. Pero, ¿por qué él? Precisamente él debería ser el más incompatible de todos, dado el lugar en el que nació.

 A menos que…

-          Mamá, eres terrestre – afirmó James en un susurro.

Ante esta declaración, los otros dos hombres de la sala miraron asombrados a James, para luego dirigirse a la madre.

-          ¿De qué está hablando? – cuestionó su padre.

-          Cuando mi madre estaba embarazada… - comenzó a relatar - …sucedió algo parecido a lo de James. Tuvieron que hacer un viaje, y allí fue dónde mi madre dio a luz.

-          ¿Y por qué diablos no sabíamos nada de esto? – esta vez habló Nate.

-          No lo consideré necesario. Aquí es donde he crecido, y aquí es donde vivo. Soy completamente Shinebrightiana.

-          Pero no a efectos de tu salud – dijo el padre, quien hasta ese momento había permanecido callado.

-          Lo sé. No fue buena idea ocultarlo.

Entre las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora