Capítulo LVII

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Plutón se elevó en el cielo, riendo divertido, mientras Allen expandía sus llamas negras en un enorme radio, encerrando a los demás Caballeros de la Realeza en un círculo de fuego. Nívea, Draco y Khroro llamaron a Allen pero este no reaccionó ante las suplicas de sus compañeros, quienes veían aterrados como los ojos del chico se encontraban vacíos, sin una pizca de vida en ellos. Su cabello, ahora de color blanco, ondeaba con la fuerte brisa que comenzó a correr en aquel momento. Allen empezó a avanzar a paso lento hacia los caballeros. Estos intercambiaron miradas, indecisos; no podían lastimar a un amigo por mucho que este quisiese matarlos.

—¿Qué hacemos? —preguntó Khroro con desesperación, viendo como Allen se acercaba a ellos y blandía aquella espada hecha de huesos humanos.

—Draco, Nívea, Khroro... —Lancelot les llamó la atención y les habló con firmeza. Los tres aludidos voltearon sus cabezas hacia el Caballero Ermitaño—. Mantengan a Allen a raya. En estos momentos está siendo manipulado por el poder de la oscuridad, no sabe lo que hace. Enfréntenlo pero sin lastimarlo.

—¿Qué pretendes hacer tú, Lancelot? —inquirió la líder en un susurro. Lancelot la miró de reojo y le sonrió levemente antes de alzar su vista.

—Acabaré con Plutón.

Lancelot no esperó a que objetasen su plan y saltó en dirección al demonio. Allen, percatándose del movimiento del caballero, batió sus alas cadavéricas y emprendió el vuelo a gran velocidad. Un rayo blanco pegó de golpe frente a los ojos del azabache, deteniendo su vuelo en el acto mientras Khroro aparecía frente a él y le impedía el paso. Allen siguió con la vista a Lancelot, quien se abalanzó contra Plutón, y luego puso sus ojos vacíos en los del caballero que le impedía el paso. Khroro lo miró con el ceño fruncido y sonrió forzosamente.

—No me gusta verte así, amigo —Le dijo mientras colocaba su lanza frente a sí, aguardando.

Allen no contestó una vez más, en cambio, lanzó un corte desde abajo hacia arriba con su espada. Khroro colocó su lanza de manera horizontal y bloqueó el ataque, sin embargo, la velocidad de Allen había aumentado y no logró reaccionar cuando este le lanzó una patada en el abdomen. Khroro se estrelló contra el suelo y Valentine se apuró en ayudarle, mientras Draco y Nívea embestían a Allen, sin mayores opciones que pelear contra el chico. Draco comenzó a disparar sus balas desde su cañón y Allen no tardó en responder, lanzando pequeños misiles de fuego negro desde la punta de una de sus garras, incinerando las balas que el pelirrojo le lanzaba. Nívea apareció desde atrás y buscó golpear la nuca de Allen con la empuñadura de su espada, sin embargo unas llamas negras rodearon la parte que Nívea buscaba golpear, impidiéndole tocar al chico. Tras eso, las alas de Allen se agitaron con fuerza y provocaron un torbellino de fuego negro, el cual lanzó contra Nívea. La líder recibió el ataque de lleno y cayó al suelo mientras su cuerpo se quemaba. Antes de estrellarse contra la superficie, Valentine ya había utilizado su habilidad para curar a la castaña. Tras ello, la rubia hincó una de sus rodillas en el suelo, presa de la fatiga que le estaba provocando excederse en sus límites para curar a sus compañeros. Khroro y Nívea se pusieron en pie y volvieron a embestir contra Allen en compañía de Draco.

En lo alto del cielo, Lancelot lanzaba corte tras corte con su enorme espada negra, sin detenerse un solo momento. Plutón, en tanto, se había cruzado de brazos y esquivaba los ataques del caballero sin inconvenientes. Lancelot puso su ojo derecho en blanco y su sombra se separó de él, colocándose tras Plutón para atacarlo de la misma manera que el caballero. Lancelot atacó desde arriba, su sombra desde abajo, pero Plutón realizó una contorsión en el aire para esquivar ambos ataques y de pasó patear a ambos en el abdomen, alejándolos. Lancelot lanzó un corte en forma de media luna, pero el demonio solo tuvo que moverse hacia un lado con total normalidad para esquivarlo. El demonio se reía, burlándose de Lancelot, hasta que decidió descruzar sus brazos y golpear al caballero, envolviendo sus puños en un aura negra. Dos puñetazos en el rostro, otro en el abdomen y luego un uppercut. Lancelot no vio el momento en el que Plutón lo golpeaba, solo sintió el dolor de los golpes del demonio mientras escupía un poco de sangre. Plutón tomó a Lancelot del cuello y lo alzó en el aire. La sombra del caballero intentó atacar, pero el demonio giró su cabeza y abrió sus fauces, tragándose sorpresivamente la sombra del caballero. Este entreabrió sus ojos en el momento en el que Plutón volvía a mirarlo, con una enorme sonrisa sádica dibujada en su rostro. Mientras sonreía, su brazo aumentó su musculatura y Plutón comenzó a ahorcar a Lancelot con todas sus fuerzas. Lancelot soltó su enorme espada negra, la cual cayó hasta clavarse en el suelo. Plutón apretó con fuerza el cuello del caballero y se giró en el aire, comenzando a descender a gran velocidad hacia la superficie. En cosa de segundos, Plutón aplastaba a Lancelot contra la superficie, provocando incluso un ligero temblor en esta debido a la fuerza del demonio. Draco, Nívea y Khroro se dieron cuenta y quisieron escapar del circulo de fuego pero Allen les interceptó el paso, lanzándoles una enorme bola de fuego. Plutón acercó su rostro al de Lancelot y le susurró al oído.

—Yo soy el Rey de las Tinieblas, no eres rival para mí.

Tras esas palabras, se elevó en el aire y abrió sus fauces, así como la de las cabezas caninas en sus hombros. Del centro de las tres bocas comenzaron a generarse tres esferas de energía oscura, las cuales apuntó ante el inmóvil caballero. Lancelot entreabrió sus ojos y pudo observar como Plutón preparaba el ataque para rematarlo, sintiéndose impotente por no poder moverse.

Repentinamente, la imagen de Minerva apareció ante sus ojos. La mujer se antepuso a la imagen de Plutón y lo miró con dulzura, mientras estiraba sus manos y las posaba en las mejillas del chico. Este se estremeció al sentir un ligero calor recorriendo su cuerpo tras el contacto con Minerva. La imagen de la mujer se fue acercando, hasta posar sus labios sobre los del caballero. Fue entonces cuando la imagen de Minerva desapareció, y Lancelot abrió grande sus ojos mientras un aura negra comenzaba a rodearlo. «Gracias, Minerva» fue lo único que pensó, mientras Plutón lanzaba su triple ataque contra el Caballero Ermitaño. El ataque dio de lleno, pero para sorpresa de Plutón e incluso de los demás Caballeros de la Realeza que observaban a lo lejos, Lancelot se transformó en sombras y se esfumó. Plutón, incrédulo, buscó la presencia del caballero por todas partes sin éxito. Fue entonces cuando todo se oscureció para el demonio. Plutón dejó de ver el cielo y la tierra, a los Caballeros de la Realeza y a Allen; solo podía ver oscuridad. Una densa oscuridad.

De un momento a otro, una enorme sonrisa de un esplendoroso blanco y unos ojos también blancos se abrieron de golpe ante el demonio. Plutón los miró ensimismado, sin poder comprender lo que estaba ocurriendo en aquel momento ni que significaban aquellos enormes ojos y boca. Lo único que se veía en toda esa oscuridad, eran esos ojos y esa boca. Aquella boca se torció en una gran sonrisa y habló con una voz distorsionada, pero que Plutón aun así reconocía. Era la voz de Lancelot la que provenía de aquella enorme boca.

—Cometiste un grave error, Plutón... el verdadero Rey de las Tinieblas soy yo. 

Los Caballeros de la RealezaWhere stories live. Discover now