Capítulo 4

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Tendida en su cama se encuentra con un terrible dolor de cabeza,  es día de trabajo pero hoy no puede ser la excepción, tiene una asistencia perfecta y está muy orgullosa de eso. Toma el termómetro, 40 de fiebre, definitiva y lamentablemente no puede ir al trabajo, de todas maneras no podría concentrarse y hacer las cosas a la perfección como desea hacerlo siempre. Llama a la empresa y anuncia su ausencia, ahora se comunica con la emergencia ya que necesita un certificado para que no le descuenten el día. Cuelga y vuelve a dormir.

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Ya levantado, tiene toda la emoción del mundo, siente que este día va a ser el mejor. Esta vez, es él quien despierta a Kalé. Se sienta delicada y suevamente junto a su  querido y tan amado “padre”, coloca su boca muy cerca de su oreja…

-          AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH

Se levanta súper atemorizado con los ojos saltones, mientras pone la mano en el corazón:

-          ¡PERO VOS ME QUERÉS MATAR DE UN SUSTO! Sos un loco de MIERDA – Dice enfadado, pero con un toque burlón.

Ade, mientras ríe, ayuda a levantarlo y se dan un apretón de manos. Mientras se dirigen a sus puestos se siente extremadamente nervioso, literalmente está temblando, nunca antes en su vida se había interesado así en una chica y mucho menos hablarle.

Antes de llegar, tiene algo más importante que hacer, se encuentra otra vez en aquél lugar donde la vio por primera vez, es hora de enfrentarse. Le deja sus pertenencias a Kalé.

-          Suerte hijo

-          Gracias

Entra al bar extremadamente confiado y se sienta en una mesa de 2 ubicada cerca del toilette. Esa tan enorme confianza, con el pasar del tiempo va desapareciendo. La hermosa mujer que tendría que estar entrando por la puerta en este momento, no está. Pasan las horas y nada. Ade cada vez se pone más nervioso y empieza a dudar sobre su situación ¿Se fijará en mi? “Soy solo un pobre, no le voy a gustar”. Mientras tanto la camera constantemente le pregunta si va a pedir algo “PERO NO TE DAS CUENTA QUE ESTOY ESPERANDO A ALGUIEN, ESPERÁ” realmente no tiene el suficiente efectivo como para pedir siquiera un pequeño vaso de agua, solo contestaba

-          Estoy esperando a alguien, gracias.

Pero sus nervios le juegan una mala pasada y no lo soporta, su mente está invadida de pensamientos negativos y sin esperanzas se retira el bar y va al puesto de Kalé.

-          Acá está mi Don Juan ¿Cómo dice que le fue?

-          No preguntes

-          ¿Tal mal?

-          Sí

Destrozado recoge el paño, la bolsa y va a su puesto. No tiene ganas de vender, no hace nada como para llamar la atención de los clientes y tampoco les presta mucha atención, los atiende con mala cara. Hoy no es un buen día, todo resultó al revés. Entre tantas personas, una dulce anciana le deja  algunos centavos sin pedir nada y le regala una sonrisa.

-          No te desamines, ya vas a tener muchos clientes

No está así por los demás, pero de todos modos, le devuelve la sonrisa.

-          Mirá, me encanta ayudar a los demás. Tengo este saco de mi esposo, un pantalón y un par de zapatos espero que te queden… te los regalo

-          Muchas gracias señora, usted es muy buena – Dice completamente asombrado.

La mujer, sin decir más nada se va. Todavía quedan personas bondadosas en este mundo y esto hace que se llene de felicidad, su mal día cambia un poco. El conjunto de ropa queda perfecto con la camisa limpia que tiene en la bolsa, quizá con eso se sentiría más cómodo hablando con la muchacha.

Al llegar la noche, se encuentra con su compañero.

-          Decime que pasó

-          Me fui, no aguanté – Dice apenado.

-          Pero tenés que tener confianza en vos mismo, el amor es ciego

-          Sí, creo que tenés razón…

-          ¿Cuándo no tengo razón querido? – Dice bromeando -  Mañana intentá de nuevo y no pienses en que ella te va a juzgar por como sos, la sinceridad es algo admirable.

-          Está bien

-          Ah, y encontré unos cartones para vos

-          ¿Enserio? ¡Gracias! Yo me olvidé de decirte, una señora me regalo ropa… mira

-          OH, pero que paquetería, vas a ser todo un galán mañana. Ahora a dormir, no quiero que me despiertes otra vez

-          JAJA, aceptá que te lo merecías

-          Por supuesto que no – Se saludan y Kalé toma su camino, por otro lado Ade prepara su nueva cama.

Acomoda perfectamente los cartones, asegura sus pertenecías y después de un tiempo, llega a la conclusión de que será difícil dormir esta noche. Se le ocurre soñar con ella, imagina una vida perfecta.

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Este día definitivamente está decidido, ya nada importa, solo ella. Como el día anterior, se encuentran, le da sus pertenecías, él va al bar y Kalé a trabajar.

Todavía es temprano así que aprovecha para ir al baño a arreglarse. Entra, traba la puerta, y comienza la transformación. Primero se desnuda, como puede se “baña” con el agua del lavamanos y el jabón que está ahí… pobre el que luego tenga que usar la toalla. Se prueba los zapatos, un poco ajustados... nada que no pueda soportar, se pone el pantalón, la camisa que hizo su madre con tanto amor y el saco. Al verse al espejo queda asombrado, parece uno más, alguien “normal”, profesional y educado. Está más que satisfecho con el resultado.

Ahora viene la parte difícil, se sienta en la misma mesa y la espera. Pasaron solo 5 minutos y la reluciente mujer entra y se ubica en la barra.

Sin pensarlo dos veces, se dirige a hablarle, sin notar que una camarera pasaba peligrosamente cerca chocan tirando el café que estaba en la bandeja de la chica, sobre su amada el cual impacta en su espalda.

-          ¡E… ESS.. ESTA CALIENTE!

-          Fíjate por dónde caminás imbécil – Dice la camarera ya sumamente enojada por lo que pasó ayer.

-          Lo siento mucho, por favor perdoname – Dice preocupado y tratando de secarla con servilletas.

-          Está bien, no te preocupes – Con tono poco amigable.

-          Creo que ahora vos y la camarera están a la misma temperatura  - Hace reír a la chica - En serio, perdón

-          No hay problema, justamente tengo una camisa que una amiga me había prestado… se la tengo que devolver, pero será otro día

Ade se sienta junto a ella, pasan unos 5 segundos incómodos hasta que ella dice

-          No nos presentamos…  Hola, soy Emily

Bueno, hasta aquí el capíutlo 4 ¡espero que les haya gustado! Gracias por esperar, los quiero <3

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La vida rica de un pobreWhere stories live. Discover now