Capítulo cuatro

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< Marie >

Miré hacia Edward, sonriendo como una estúpida, sin todavía creer realmente que estuviéramos juntos. Toda mi vida había cambiado de un momento a otro. Eddie y yo estábamos en el aeropuerto de Marsella, esperando nuestro vuelo a Londres, donde empezaríamos nuestra nueva vida juntos. Estábamos sentados en las mesas de KFC mientras compartíamos un gran cubo de pollo y unas cuantas raciones de patatas.

— Madre mía, cómo echaba de menos esta comida... - murmuré, prácticamente engullendo lo que había frente a mí.

— ¿Has estado comiendo sano? No me lo creo - rió Edward, dando un trago a su coca cola.

— Cameron no me dejaba que me acercara a la comida basura - expliqué, con la boca llena de patatas fritas -. Decía que tenía que mantenerme delgada para no perder seguidores.

— Cuanto más oigo sobre ese idiota, más me arrepiento de no haberle dejado inconsciente... ya decía yo que te veía demasiado delgada.

— Sí, he estado comiendo poco, y haciendo demasiado ejercicio... - rodé los ojos.

— Pues ahora conmigo vas a volver a comer tanto como tú quieras... así ganas algo de peso y vuelves a tener esas tetas que tanto me gustan.

— Edward, por dios... - murmuré sonrojada porque cualquiera podría oírle.

— Es que eran muy bonitas, nena... A ver, que siguen siéndolo, obviamente... pero...

— No sigas, Edward - fruncí el ceño -. Tendría que darte igual si tengo dos kilos más o dos kilos menos.

— Está bien, lo siento, nena. No quería ofenderte.

Edward, agarró mi mano por encima de la mesa y me dio un corto beso sobre los nudillos. Yo sonreí levemente, sintiendo que me era imposible enfadarme con él, y agarré mi bebida, dando un largo trago para terminarla, ya que era casi la hora de nuestro vuelo. Edward me pasó una de las toallitas con olor a limón con la que limpié la grasa de mis manos, al igual que él, y tras eso salimos del restaurante, dirigiéndonos hacia la puerta de embarque.

— ¿Tienes casa en Londres, Eddie? - pregunté, mientras él me llevaba hacia el embarque preferente.

— Estaba viviendo en una casa en alquiler con Bianca... - explicó, pasando su brazo sobre mis hombros - dejaré que ella se quede ahí. Compraremos una casa tú y yo.

— ¿Comprar una casa?

— Marie... sé que quiero estar contigo el resto de mi vida. ¿Por qué no iba a comprar una casa contigo?

— N-no... está bien - murmuré, aturdida por lo mucho que Edward estaba apostando por la relación -. ¿Dónde nos quedaremos hasta que encontremos una casa que nos guste y la compremos?

— Nos quedaremos en la casa de Zayn y Liam.

— Aw, ¿ya han salido del armario? ¡Por fin! Que monos. Hacen muy buena pareja.

— ¿Qué? - preguntó antes de estallar a carcajadas - No, Marie... No son novios. Vamos, que yo sepa, los dos tienen novia.

— Ay, vaya... Pensaba que terminarían saliendo. Como pasaban todo el rato juntos...

— Algo maricones sí que son, la verdad - admitió, encogiéndose de hombros mientras buscaba su pasaporte en el bolsillo trasero de su pantalón -. Pero de momento no han salido del armario.

Negué con la cabeza, medio sonriendo, antes de que las dos azafatas que había en la puerta de embarque nos pidieran la documentación, antes de que pudiéramos entrar al avión. Una vez en él, Edward me hizo sentarme justo en la primera fila, en los asientos de primera clase. Algo sorprendida le miré, ya que él había insistido en pagar el importe íntegro de los billetes, sin dejarme al menos pagar el mío. Teníamos muchísimo de qué hablar, pero me había dado cuenta de que Edward estaba llevando una buena vida: un móvil de última generación, un coche de alquiler pero bastante caro, asientos de primera clase en el vuelo de vuelta, ropa de marca... un ritmo de vida que distaba con el Edward que había conocido en la universidad.

Savage « Dark Knight 2 » | DISPONIBLE EN DREAMEWhere stories live. Discover now