Capítulo dos

53.5K 2.5K 431
                                    

< Marie >

Me apoyé en la barra del chiringuito, esperando a que el camarero viniera. Solo un segundo después, un musculoso chico, de piel bronceada y ojos azules, se acercó hacia mí. Nada más verme, sonrió coquetamente y me guiñó el ojo. Yo bajé la mirada, sintiendo mis mejillas algo sonrojadas.

—  Bonjour, jolie madame. ¿Puedo ayudarte? - preguntó con su asiento afrancesado.

— Sí, ¿podrías darme dos zumos naturales de naranja, apio y jengibre, por favor? - pedí en voz baja.

— Mon amour - susurró, agarrando mi mejilla y haciéndome mirarle a los ojos, quedando bastante cerca de mi rostro -, si hablas tan bajo no te oigo.

— Y-yo, solo quería dos zumos de naranja, apio y jengibre - balbuceé.

— S-sí... - aquella vez, el que balbuceó fue él - ahora mismo.

El chico francés se dio media vuelta, yendo hacia el lugar en el que tenían la máquina exprimidora, a preparar los zumos que le había pedido para Cameron y para mí; sin embargo no dejaba de mirar de reojo hacia mí, y lo hacía con miedo. Me resultó algo extraño, por lo que me giré para ver qué era lo que causaba que el camarero se asustara.

Al darme la vuelta, lo primero con lo que me encontré fue con un fornido torso, algo bronceado, y completamente cubierto de tatuajes. Y reconocí aquellos tatuajes. Lentamente, con miedo, subí mi mirada hacia el rostro que había sobre aquel perfecto torso.

— Eddie... - murmuré.

Edward agarró mi muñeca y caminó, haciendo que le siguiera, hacia la parte trasera del chiringuito, quedando tras la pared de éste. Nos quedamos en silencio, mirándonos el uno al otro, sin mediar palabra por un momento. Simplemente mirándonos profundamente a los ojos. Sentía que aquello no era más que un sueño.

Me tomé un momento para observar a Edward. Había cambiado bastante desde la última vez que le había visto. Mis ojos volaron en primer lugar hacia su trabajado torso. Éste tenía los abdominales aún más marcados que la última vez, y muchos más tatuajes. En su torso no había un solo hueco libre, todo estaba lleno de tinta. Su brazo derecho también estaba prácticamente tatuado por completo. No solo eso, también había profanado su precioso rostro con varios piercings, uno en el lado derecho de su labio inferior y el otro era el septum, en su nariz. Su cabello estaba en unos desordenados rizos, algo más corto que la última vez, y sujetado hacia atrás con una bandana negra. Sus claros ojos verdes me estaban mirando con intensidad.

De pronto, sus grandes manos se colocaron en mi cintura, y la agarró con fuerza. Mi respiración se cortó nada más sentir su piel contra la mía. Sentí como mis piernas flaqueaban, casi sentí que iba a desfallecer, o al menos hasta que Edward se acercó a mí, pegó su cuerpo al mío por completo, luego empezó a besarme. Me besó como si su vida fuera en ello. Sus manos descendieron poco a poco hasta mi culo, y me hizo saltar y poner mis piernas alrededor de su cintura.

— Eddie... Edward, no... - intenté aportar algo de cordura a aquel momento.

— Cállate - me interrumpió duramente, antes de morder mi labio -. He estado esperando tres años para hacer esto.

Una de sus manos, de pronto, subió hacia mi nuca, y la sujetó, atrayéndome a su boca. Suspiré, sin poder evitar dejarme llevar por su acelerado ritmo. No podía mentir: yo también había soñado, cada noche durante aquellos tres años, con volver a sentir los labios de Edward sobre los míos. Con volver a compartir un beso como aquel. Era todo lo que quería, todo lo que había deseado desde que estúpidamente me alejé de Edward.

Savage « Dark Knight 2 » | DISPONIBLE EN DREAMEWhere stories live. Discover now