Mi pequeño recuerdo

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Oscuridad. Eso fue lo primero que vi. Silencio. Fue todo lo que escuche. Un sentimiento de vértigo y un familiar cosquilleo tomaron mi cuerpo. Destellos de luz blanca aparecieron en lo que parecía el final de un túnel, confundida y aturdía por la extraña situación, me dirigí hacia aquellas pequeñas luces. Estas parecían bailar en un baile casi hipnótico, llamándote hacia ellas. Cuando más me acercaba, estas mas se alejaban, jugando al gato y el ratón. Un impulso se apoderó de mi con una urgencia de salir corriendo hacia aquellas misteriosas linternas . Acercándome cada vez más, escuchaba sus voces, repitiendo mi nombre una y otra vez, llamándome.

Alcance una de ellas, agarrándola con delicadeza entre mis dedos, temiendo que sí hacia demasiada fuerza, se extinguiera y, de alguna manera, me dejara de nuevo en esa oscuridad y soledad temida. -Sueltame.- la luz susurro en mi mente, con una voz delicada y dulce. No sabiendo si la dejaba ir o no, esta hablo por segunda vez. -Sueltame. Te mostrare lo que necesitas saber.- lo dijo con mucha determinación, pero su voz seguía siendo dulce y calmada.-¿Cómo se qué puedo confiar en ti? ¿Cómo estoy segura que no me dejarás sola en este lugar?- le respondí con cierto temor en mi voz. Temía que supiera cual era la respuesta y, si era esa, no quería escucharla. Como si, de alguna manera, la voz hubiera leído mi mente, se río. No fue una risa dura ni severa, fue una risa dulce y tranquila. Contagiosa como la risa de un bebé.-Confía en mi. Sueltame y te lo demostraré.-

En un reflejo solté la pequeña bola de luz y, mientras hacia eso, me percate de que esta era la única que quedaba. Éramos solo la luz y yo. Un destello atrajo mi atención hacia la luz, no fue hasta entonces que me percate de que esta podría ser bien una hada o una estrella. Esta destelló una vez mas, pero con más intensidad que la anterior vez, tanto, que me cegó por un tiempo que yo creí eterno.

Escuche la suave voz de los pájaros y el resoplar del viento en mis oídos, entonces me di cuenta de que estaba sentada en una banca, en un parque cerca de mi casa. Solía ir ahí de niña y compraba helados con mi madre. Como sí el recuerdo hubiera salido de mi mente, una pequeña apareció de no más de diez años, con un globo rojo atado a su muñeca. Le rogaba a la madre que le comprará un helado y esta se negaba, diciéndole que irán a almorzar pronto, y si comía algo antes, no iba a poder comer nada después. Sonríe al verles, aunque la imagen se veía vagamente familiar.

Entonces, de la nada, otro destello volvió a cegarme. Cuando recobré la visión me encontré en mi habitación, recostada en mi cama, mientras mi gato ronroneaba a mí lado. Suspire, diciéndome a mi misma que fue solo un sueño y que la realidad era que mi madre nunca regresaría, no la volvería a ver. Tratando de evadir ese último pensamiento, me sumergí de nuevo en el reino de los sueños. Llevándome a un dulce y profundo sueño.

Me encontraba una vez mas en la inmensa oscuridad. Sola. Sin nadie más que yo misma y mis pensamientos. Empecé a preguntarme si cada vez que soñara tendría que pasar por esto antes, si a otros también les pasaba o sólo era yo que me estaba enloqueciendo de alguna extraña manera. La familiar sensación de vértigo y cosquilleo volvieron a apoderarse de mi cuerpo. De alguna manera ya no la encontraba extraña, sino familiar y agradable.

De nuevo vi las luces, o hadas, como había decidió llamarlas. Esta vez me acerque con más cautela, examinando cada una de ellas como si ya supiera que era lo me mostrarían. Una luz color turquesa llamo mi atención en medio de todas los demás destellos blancos, y antes de que pudriera darme cuenta, ya la tenía en mi mano. Agarrándola con la misma delicadeza que la anterior.-Agitame.- esta susurro también en mi mente. Su voz era un poco más divertida y alegre que la anterior. Con un poco más de temor, pero con determinación al mismo tiempo, agite aquella pequeña luz suavemente. De nuevo el destello apareció.

Me encontraba en un parque de diversiones. Las risas, gritos y conversaciones de la gente llenaban el sonido del parque mientras que el familiar olor a pizza, hamburguesa y perro caliente inundaban mis sentidos. Los niños corrían, saltaban y reían por todas partes, mientras que detrás de ellos iban sus padres, ya exhaustos de corretear de tras de sus pequeños.

Mirando toda la gente que pasaba, una pareja se sentó al lado mío. Como sí no hubieran notado que estaba ahí siguieron su conversación tranquilamente.-Me alegra que volvieras.- decía la joven.-No sabes cuanto me alegre que estés aquí luego de...de...- la joven se echó a llorar en un mar de llanto mientras su acompañante trataba de calmarla, diciéndole que todo iba a estar bien. Que no estaba sola. La curiosidad me gano, y como no había volteado antes, me sorprendí al verlos.

Era yo, o eso pensaba, y el que estaba a mi lado parecía ser mi novio por como trataba de consolarme mientras me sostenía protectora menté entre sus brazos. Pero yo no tengo novio, pensé, o sí. Otro destello volvió aparecer enfrente de mis ojos.

Volví a despertar en mi habitación, pero esta vez notaba que había otra presencia que no había notado antes. Una persona yacía al lado mío, dormido pacíficamente, y mientras lo detallaba, note que era el mismo chico del parque.
Como es esto posible? me dije a mi misma. Había despertado hacia sólo unos minutos, como era que no lo había notado antes. Parpadeé varias veces y cerré mis ojos por unos segundos. Cuando los volví abrir, el chico había desaparecido. Era cómo si se hubiera esfumado. Como cenizas llevadas por el viento.

Mire alrededor de mi cuarto buscándolo por cada rincón que la luz de la luna me dejaba ver. Una brisa me puso los pelos de punta, voltee y me encontré con que la ventana estaba abierta. Confundida, me levanté y la cerré, no sin antes quedarme admirando el cielo. Una misteriosa luz turquesa brillaba con mucha intensidad en en cielo nocturno. Sentí que me sonrió, así que le de volví una sonrisa y me adentre de nuevo entre mis sábanas. Lista para volver a aquel lugar que temo pero no puedo evitar.

Historias de un mundo perdidoWhere stories live. Discover now