(Capítulo 2) El último ádios a esas drogas..por un tiempo

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Tome por cuarta vez de esa botella de Vodka, esto era como estar en el cielo y no lo podía negar. 

Luego de discutir con mi mamá en el desayuno por unas cuantas hierbas que encontró, decidí ir a desahogarme, los problemas eran una mierda y no iba a permitir que me arruinaran el día. Eso era lo bueno de toda la jodida mierda en la que yo estaba metida, me llevaba a un lugar que solo yo podía dominar, un lugar donde tus malditos compañeros no te gritan drogadicta, un lugar donde tu eres la persona perfecta, es el lugar perfecto para el escape. 

Mire a Darren disimuladamente, y a lo poco que mis sentidos daban en estos momentos. Era un chico de Manchester, unos 19 años, lo que indicaba tres mas que yo, estaba jodido en las drogas y no lo conocía mucho, esa era mi vida, tratar con completos desconocidos ya que quienes me conocen no me aceptan. Darren se giro y casi se come a besos a Susan, la chica de Bristol con problemas familiares que ahora estaba consumida en el crack. Si no hubiera apartado la vista hubiera presenciado un encuentro sexual frente a mis ojos. 

Como pude me puse de pie y sacudí mi nariz, no quería que ningún resto del polvito mágico quedara allí. Danny, o como lo llamaban "El Rey del Hueco" por sus ya pasados años en este lugar, me ayudo a ponerme de pie y me dirigió hasta la entrada. 

Se preguntaran donde demonios estoy metida, pues es fácil, el lugar es mejor conocido como "El Hueco", suelen venir personas como yo, con problemas y adicciones y no precisamente para curarlas, sino para darle mas espacio a la libertad de consumir e inyectarte lo que se te viniera en gana, solo una regla, no problemas dentro del hueco, era un lugar para viajar Al País de las Maravillas y nadie tenía que arruinar eso. Con los sentidos un poco mas conectados pare un taxi. El conductor me miro por el espejo retrovisor con lastima, como si de un cachorro me tratara. 

El auto negro aparco frente a mi casa, le pague al taxista y este me dio una mirada rápida, a lo que yo solo lo ignore y baje de su auto, ahí iba otra persona viéndome como una maldita drogadicta ¡Pero al diablo! eso era yo. Gire la perilla de la puerta principal y la mirada acusadora de Johannah con Dan, el que ahora es su prometido me ataco directamente. Ambos me olfatearon de lejos y Johannah o mamá, como sea, arrugo su nariz y bajo la cabeza en gesto de tristeza y desaprobación, ahora a todos les daba la maldita idea de preocuparse por mi estado, ¡que irónica es la vida! 

-¿Se puede saber donde estabas Amber? -cuestiono Dan- 

Dan es mi padre, el esposo de mi madre, el padre de mis hermanos. El padre que me ignora, por no ser igual que todos.

-Skyler -le corregí con cierto tonó gracioso a causa de las sustancias- Estaba dando una vuelta por ahí -ni yo me creía esa, Doncaster podía ser tan aburrido que dolía- 

-Skyler... -dijo la voz quebrada de mi mamá- Podrías subir a tu habitación tus hermanas llegaran...

-Y no quieres que vean lo que es un mal ejemplo -la interrumpí burlonamente-

-Skyler por favor -suplico Dan- 

-Adiós ejemplos -dije caminando hacía la escalera- 

Cerré la puerta tras de mi y me recosté en la cama. Los afiches de Mr. John Lennon me veían acusándome de algo, estupideces, un afiche no te puede acusar. 

Mire la agenda de mi teléfono, estaba completamente llena de malditos hipócritas que solo obtenían mi número por medio de los jodidos trabajos que nos ponían en ese instituto de los diablos. 

El nombre "Jammie" apareció en la pantalla de mi celular, generalmente me alegraba recibir un mensaje de James pero ahora sabía para que los enviaba y no quería irme de gira con los ken's amigos de James.

"En un día pasare por ti. No te me escapas de esta Amber, si es necesario pedirle a Evan que te arrastre de casa entonces lo llevare conmigo, pero de que te subes a ese avión te subes y no quiero peros ni nada por el asunto así que alista tu maleta con lo necesario y nada de esas mierdas que consumes porque te juro que no lo voy a aguantar ¿entendiste Amber?" 

¡Me va a volver loca! Va a enviar a Evan, ¡Su guardespalda! Yo puedo cuidarme sola, y ¡Por favor! ¡Que deje de llamarme Amber!

Bufe molesta, ya se me había pasado el efecto del polvito y ahora solo quedaba un poco de resto de lo que era el alcohol. Puse mis brazos detrás de mi cabeza, no esperaba que James alguna vez se tomara algo en serio, pero lo estaba haciendo ahora y conmigo. Saque el pequeño hookah que había comprado en una especie de feria de la cultura rastafari y desenvolví la hierba que estaba entre unos calcetines, hice lo que tenía que hacer y me dejé llevar por el proceso de transportación hasta la relajación, esto no era bueno para mi ni para nadie pero te llevaba a un nuevo mundo y eso era genial

You Don't Know MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora