Capítulo 10: Noche en Zathura

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Por el amor a Dios, Jesucristo y al Espíritu Santo. Casi salgó y beso la acera en cuanto nos detuvimos en el club.

Nunca, nunca, dejaría conducir de nuevo a Luke, o en su defecto, subirme a un auto con él conduciendo. Al menos no, si quería vivir para contarlo. Creo que escuché a Theo quejarse de mis uñas clavándose en sus muslos en un desesperado intento de aferrarme a algo.

—Oh, sí, cierto, te abriré la puerta —me dijo él, abandonando el auto al ver que no hacía ningún movimiento para salir.

Mi estado momentáneo de estatua no era precisamente porque esperaba caballerosidad de su parte, era porque aún estaba recuperándome del susto del viaje. Ver en la vida real cómo pasas un camión con un auto viniendo justo en tu dirección, no es tan divertido como en los videojuegos. Créanme.

Logré deshacerme del cinturón de seguridad al tiempo en que Luke abría la puerta del copiloto y yo salí disparada fuera de Hellboy como si mi vida dependiese de ello.

Escuché a Theo reírse de mí mientras se bajaba con mucha más elegancia que yo.

El lugar donde estábamos emanaba dinero y lujo. No era grande; de hecho, había visto clubes mucho más grandes que este, pero a simple vista se podía notar la exclusividad. Las personas que se encontraban en la fila esperando para entrar parecían salidas de una revista de Cosmopolitan o de la serie Gossip Girl, vestidos como si estuvieran listos para una sesión de foto profesional.

De repente, me sentí mal vestida.

—¿Dónde estamos, Luke? ¿NeonNight, Atlantis Club o Zathura? —preguntó Theo.

—Tu favorito, primo, Zathura.

—Genial —dijo él, sonriendo a medias y quitándose las gafas de sol para guardarlas en su bolsillo.

En ese momento caí en cuenta de algo importante. ¿Cómo diablos pretendía pasearse por el club sin su bastón?

—¿Por qué no trajiste tu bastón? —inquirí en voz alta, confundida.

Theo bufó.

—Dijiste que no vendrías aquí como mi niñera, deja de sermonearme —me espetó.

Antes de arrepentirme de lo que estaba a punto de hacer, me acerqué a él y lo tomé de la mano, haciendo que diera un respingo de sorpresa.

—¿Qué haces? —Él abrió muchos los ojos y sus castañas cejas se elevaron de la impresión.

<<Scarlett, enfócate, no lo mires a los ojos y te perderás en ellos>>.

—¿Quieres caerte o causar una escena por tropezar con algo, o con alguien? —le expliqué, sosteniendo su mano con fuerza al notar que trataba de soltarse—. No, ¿cierto? Te guiaré hasta que estés en un lugar seguro.

Gruñó con resignación y dejó de luchar contra mi mano.

Felicité a mi determinación mentalmente.

—Ustedes dos son divertidos. Nunca una chica le ha reprochado tanto a Theodore, para que sepas, Scar —terció Luke, mirándonos con una sonrisa en su rostro.

—Cállate —le replicó su primo, molesto.

—Bien —se rio—. Entonces, entremos.

Seguimos a Luke mientras se encaminaba a la entrada del club, pasando de largo la fila y yendo directamente hacia los guardaespaldas que cuidaban la puerta.

—Eh, ¿no tenemos que esperar en la fila? —Fruncí el ceño, confundida.

Mis dos compañeros se echaron a reír.

Your eyes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora