0. Prólogo: La reina de hielo.

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Prólogo: La reina de hielo.

Alessa.

Dejo mi cara en blanco, tratando de no mostrar ninguna expresión -aunque realmente la felicidad se apodera de mí- y entro a la escuela.

Por alguna razón, mi simple entrar intimida, aunque mi meta siempre fue no llamar mucho la atención. Incluso intenté vestirme y comportarme como una nerd. Pero no resultó, porque al final me enojaba tanto que alguien respondiera a una pregunta, que no fuera yo, que terminaba gritándole a esa persona en medio de la clase. Sí... no sirvo para eso.

También intenté hacerme gótica, pero cuando le dije a mi mamá que necesitaba "ropa oscura", me trajo ropa de colores diciendo que se veía más bonito en una adolescente de diecisiete años.

Al tratar de ser porrista —para conseguir ser del tipo "popu"—, le gritaba a la porrista que se le ocurriese corregirme, por lo que tuvieron que correrme del equipo cuando arruiné una coreografía esencial en un juego, frente al equipo más odiado de la escuela, los Wolves.

Para lo único para lo que servía era para la lectura y la redacción, lo que significaba entrar a el club de lectura de la escuela o el club de periodismo, pero en los dos se encuentra él, así que prefiero pasar.

Por esas razones, me quedé siendo yo, una chica seria, amante de los libros, que prefiere estar sola, de carácter fuera, pero que cuando la conoces descubres que su semblante es sólo un caparazón. Que es más alegre de lo que te imaginas.

Lástima que no tenga con quien compartir esa alegría, más que con mi hermana Ariel, dos años menor que yo.

Saco los libros que ocupo, una vez llego al casillero, y lo cierro de un portazo, debido a que el horario pegado en él me ha recordado que me toca Literatura Avanzada. Ahí está él.

Literalmente, está en esa clase y a un lado mío.

Espera, ¿qué?

Dylan Cassie, está a mi lado, apoyado en el casillero de Natalie, con una sonrisa de lado. Parece tener confianza en sí mismo, porque se atreve a dirigirme la palabra.

—Lessa, ¡un gusto! —saluda animadamente, extendiéndome la mano, la cual prefiero no estrechar.

Oh por Dios, sus dedos también son igual de perfectos que él.

No le respondo. Me quedo en silencio en mi mismo lugar, en la misma posición. Mi cerebro tampoco parece reaccionar al hecho que me haya llamado Lessa. Un apodo el cual tengo odiado, y que la persona que lo diga, sabe que se va a ir directo a su tumba. Pero no digo nada al respecto.

Lo importante es que Dylan Cassie me está hablando.

Ya podemos morir en paz.

—Bueno... Eh, creo que no me conoces, ¿verdad? —No te conozco, sólo te acoso de lejos—, mejor me presento. Soy Dylan Cassie, compañero tuyo en la clase de Literatura Avanzada, y futuro amigo tuyo.

Parpadeo. ¿Él quiere ser mi amigo? ¿Por qué querría juntarse conmigo?

Alessa, la gente está muy loca. Me doy cuenta.

—¿Amigo mío? —consigo decir. Dylan me sonríe y yo siento que me voy a derretir. Quiero sacar mi lado fuerte, darle miedo a Dylan, quiero que se aleje de mí, pero lo único que parezco es una niña atemorizada y sensible.

—Sí. Nos toca la clase juntos, ¿quieres sentarte junto a mí?

—Eh, no gracias... Yo estoy bien en frente, ¿sabes? —Le doy una sonrisa que parece más una mueca, para luego girar sobre mis talones e irme.

Alessa, no otra típica rubia [ANOTR].Where stories live. Discover now