Dieciséis.

30 4 0
                                    

Ya había amanecido cuando me desperté. En cierto modo, me ponía un poco nerviosa el tener que contarle a todos lo que me pasaba con Connor. Era algo muy reciente y tenía miedo que al exponerlo, se terminara arruinando. Además, no podía evitar temer la opinión de los demás. Eso si era patético. Quise seguir durmiendo pero no pude, mi estómago no dejaba de dar vueltas. Así que me levanté y me vestí, luego desperté a Connor que seguía durmiendo sin hacer caso a nada.

—¿Qué pasa?

—Levántate, tenemos que ir a desayunar.

—Me gustaría quedarme durmiendo —dijo y se tapó la cabeza con las sábanas.

—Recuerda que tenemos algo importante que hacer.

Lo escuché suspirar profundo y luego se levantó.

Ya estábamos yendo hacia el comedor cuando me tomó de la mano.

—¿Cómo haremos esto?

—Dejaré que lo manejes tú—dije.

Entramos tomados de la mano, varias personas se dieron vuelta a mirarnos. Comenzaba a ponerme más nerviosa de lo que ya estaba, seguro que mi mano estaba transpirando y él pensaría que eso era asqueroso. Para mi suerte, nos sentamos rápido. Como todos los días, ya estaba la comida sobre la mesa. Al terminar solo teníamos que tirar lo que sobrara en un contenedor que había por allí. Era una mesa larga, había otras personas sentadas pero alejadas de nosotros. Comimos en silencio hasta que nos comenzamos a reír por estupideces y me relajé, nada había cambiado. Hasta que llegó Bradley y Ben.

—Buenos días.

Bradley se limitó a mirar fijamente el brazo de Connor que estaba descansando en mi cintura.

—¿Pasó algo que quieran contarnos? —dijo.

Miré a Connor con una mezcla de desesperación e incertidumbre. No estaba preparada para contestar sus preguntas y menos si las hacía en ese tono. Antes de contestar, me acarició suavemente en un intento de tranquilizarme.

—Bueno, Nastya y yo somos una pareja oficial.

De pronto parecía como si todos nos estuvieran escuchando, no se sentían más que nuestras respiraciones y la mía comenzaba a agitarse. Incluso me sonrojé cuando él terminó de hablar.

—¿Ah sí? ¿Desde cuando? Si se puede saber, claro. 

Rodé los ojos ante su uso de la ironía. Otra vez iba a ponerse en ese papel de imbécil que siempre hacía.

—Es muy reciente pero bastante intenso, si me preguntas —respondió, casi desafiándolo.

—Pues muchas felicidades a la nueva pareja entonces. Que sean muy felices y tengan muchos hijos. 

Y dicho eso, se fue dejándonos con la palabra en la boca. Intercambiamos miradas con Connor, yo la verdad no entendía a qué se debía su malhumor constante y esa actitud que tenía hacía mi desde el principio. Yo no le había hecho nada, yo debería estar enojada por las cosas que él me había dicho y hecho.

—¿Qué le pasa?

—Sólo ignóralo. 

—A mi me pone feliz la noticia —dijo Ben.

Me había olvidado que él todavía estaba ahí. Le sonreí agradecida, era importante para mi que él estuviera de acuerdo con esto. Yo lo adoraba, casi como si fuera mi propio hermano.

—Gracias Ben. ¿Cómo dormiste anoche? —pregunté para relajar el ambiente. 


Más tarde, estaba caminando por el patio interno cuando me encontré a Bradley. Me acerqué, juntando toda la rabia que le tenía desde el primer día.

HuidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora