¿Vivo o Muerto?

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Por fin había llegado a la Estación de la Universidad después de que el tren se quedara parado más de lo normal en la estación de Alcobendas, donde acababa la línea. Le había dado tiempo a leer las noticias y enterarse de lo acontecido con el tema que tenía en vilo a todo el mundo: al parecer en el aeropuerto J.F. Kennedy de Nueva York habían abatido a un hombre sospechoso que, por las descripciones que se habían dado y las pocas fotos que se conocían de él, podría tratarse de George J. Stanhope. Aún faltaba por confirmar las huellas, ya que al resistirse, la policía no había podido más que abatirle abriendo fuego y parte de su rostro había quedado desfigurado.

-Bueno, al menos eso le da un gran respiro al mundo- se dijo a si mismo mientras cerraba ya el periódico de camino a su facultad. Héctor ya había alcanzado los 25 años y estaba a poco de terminar la carrera de biología. Aunque solía pasar bastante desapercibido entre las chicas, o eso pensaba, era un muchacho atractivo, de cabellos negros y desordenados, con los ojos del mismo color que la noche y una sonrisa encantadora. No se consideraba guapo, y normalmente pensaba que las chicas le seguían solo porque le veían soltero, Sin embargo había una persona que realmente le gustaba y que esperaba que algún día se fijara realmente en él. La había conocido en una asignatura que había cogido de libre configuración, de química, en su segundo año de facultad (había entrado un año más tarde a la universidad por repetir 2º de bachiller). Nada más ver su aura de pureza, su corazón dio tal vuelco que inmediatamente se dijo “Algún día ella será mía”

Y ahí estaba, cuatro años después y no había conseguido más que ser uno de sus mejores amigos. Se conformaba con ello, pero a veces tenerla entre sus brazos hacía que deseara no soltarla jamás.

 Pasó a través de las puertas  de la facultad, por fin, y se encaminó por el largo pasillo hacia su módulo. De repente se detuvo al reconocerla, al ver su cabello azabache y ondulado recogido en un semi-moño con dos bolígrafos como sujeción; su postura desgarbada al repasar los apuntes que tenía sobre la mesa. No pudo resistirse y se acercó por detrás todo lo silenciosamente que pudo. Nada más llegar a su espalda se reclinó sobre ella y sopló su oreja suavemente. 

Pudo apartarse a tiempo antes de que la cabeza de Gabriella impactara contra la suya. El susto que le había dado había sido tan grande, que había gritado y saltado de su asiento, lanzando incluso el periódico por los aires.

-Mujer, no ha sido para tanto- rió alegremente, cogiendo el diario al vuelo y recolocando bien las páginas antes de tendérselo -. Creo que la próxima vez me pensaré una manera de sorprenderte sin darte esos sustos.

-Sabes que siempre me asusta que me sorprendas así, Héctor- se quejó la muchacha. Su sonrisa se volvió la de un tonto enamorado cuando la vio de frente: esos ojos verde hierba, brillantes, enmarcados por unas gafas redondas que le daban un aspecto adorable; esos labios rosados y brillantes por el cacao que solía echarse para evitar que se le agrietaran; esas mejillas sonrosadas que dejaban ver que cualquier contacto físico más allá del normal hacía que se pusiera terriblemente nerviosa.

-Vale, vale, rió el muchacho, reclinándose a besar la frente de la chiquilla. Olió su cabello, ese olor a frutas que tanto le embaucaba, y dejó allí los labios unos cuantos segundos antes de retirarse -¿Estabas estudiando?

-No, estaba leyendo las noticias. Ya sabes que el asunto del investigador me tiene en vilo- dijo con una sonrisa -. Todo eso de que haya robado un virus desconocido hace que me pique la curiosidad. Ya sabes que tiene algo que ver con mi carrera.

-Y con la mía, no lo olvides- rió el muchacho, tomando asiento a su lado y acariciando la espalda de su compañera. Sonrió al notar que la espalda de ésta se encorvaba por las cosquillas y, solo por volver a verla, subió por su columna con dos dedos hasta el cuello, lo cual la hizo tener un escalofrío general -. Al parecer le han matado.

Pandemonium: InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora