El guardian de los chakras

El comienzo del conflicto entre Villous y Rocaroja

            –Por todos los Soles ¿Qué diantres es eso?–Exclamó John cuando vio un enjambre de bolas flotantes que iban avanzando, dejando atrás a Villous. En ese mismo momento avanzó a la velocidad del sonido hasta el primer puesto donde se encontró con el primer keeper, allí le comunicó todo lo que vio, inmediatamente, el keeper lo comunicó en poco tiempo a toda Rocaroja y se inició el movimiento de defensa.

             –¡Todos los dispositivos en marcha, trajes de chakras, campos protectores, keepers al frente!

            Los trajes de chakras conseguían mejorar la condición física del portador, e incluso muchos llegaban a ser increíblemente fuertes en ataques al concentrar todo el chakra en ciertos puntos; no muchos eras capaces de hacer esto, eran personas meditativas y con un alto control de sí mismos. Los llamados keepers que rara vez se dedicaban a la guerra, pero para ellos no era una guerra sino un acto de defensa. En las filas posteriores se encontraban los usuarios de los guantes. Los guantes eran toda una herramienta ofensiva con ella podían usar el chakra para arrojarlo con formas, y era prácticamente el único poder que tenían los de Rocaroja junto al chakra y las espadas y lanzas de carbonita. El chakra cuando impactaba en la piel, provocaba una intolerancia en el chakra del enemigo que incluso tardaban años en poder recuperarse y más según el poco chakra que disponían. Algo muy molesto para los villourianos que llevaban años investigándolo. Estos trajes y guantes habían sido muy bien confinados, incluso se disponía de un equipo especial para destruir los trajes y guantes de aquellos caídos con mecanismos explosivos y de autodestrucción perfectamente pensados para que el enemigo, el ambicioso enemigo, no supieran cómo funcionaba dicha energía. En Villous afirmaban que era obra de brujería los mencionados artefactos. Se rumoreaba que en Rocaroja ocultaban un As en la manga, no obstante, pensaban que era Sticky su mejor arma. Prepararse para un ataque era la prioridad número uno de Villous, defenderse casi que no les preocupaba.

El patriarca sentía especial aversión hacia el siempre misterioso Sticky y algo de nostalgia por su amado belicismo, pero su preocupación era enteramente acabar con todos.

 Mel se había vuelto una manipuladora de la energía perfecta pudiendo moldear el chakra que se acumulaban para moldearse y utilizarse como flechas o armas arrojadizas. Tras el tiempo que había pasado, Mel había sido acogida de una gran forma por Rocaroja. Los niños pequeños sentían pasión por ella pues les resultaba simpática. Siempre andaba dispuesta para cualquier evento y tenía claro en qué lugar debía de estar, pues nunca le había gustado la vida de Villous y tras unas semanas en Rocaroja estaba maravillada.

            –¡Por la defensa de Rocaroja, acelerar el ritmo!

La voz de los distintos keepers se repartían por lo ancho y largo de toda Rocaroja. Mel se preguntaba que cometido tendría ahora John.

El ataque venía directamente de Villous. Los keepers estaban esperándolo ya, un ataque masivo al escudo y penetrar en el interior eran los principales objetivos y después el campo de batalla, cuerpo a cuerpo. Villous en su frente tenía unos miembros muy capacitados para la guerra, cuerpo a cuerpo, con unas capacidades muy por encima del resto que iban en los maglevs y portaban siempre un miembro de la casa de la defensa, que atacaba cuando los maglevs conseguían inmovilizar a su objetivo.   John había vuelto a su puesto de mando, justo cuando los viera cerca de la frontera volvería a dar el aviso. Se acercaban cada vez más rápidos y parecía que el ataque era inminente. Todos preparados a la orden de John, los maglevs se acercaban rápidamente, dispuesto a chocar contra las paredes energéticas del gran campo de Rocaroja. Ya se veían cerca, pero todo estaba en silencio.  El ataque era un ataque relámpago contra Rocaroja, sin duda era lo que esperaban. La seriedad del asunto tomaba color.–Debo dar la señal justo a tiempo, debo hacerlo.–Pensaba John puesto que la decisión era fundamental, debían ahorrar el máximo de energía por lo que pudiera pasar.