¿De mal en peor?

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Jeanne no se dio cuenta de que mientras caminaba por la calle casi oscura era seguida por una persona vestida de negro, e incluso llevaba gafas negras, y una cámara profesional, de esas que podían estar a más de 50 metros de distancia y tomaría una foto como si estuviera cerca de ella. Giró conforme la calle iba y en un par de minutos llegó a la casa de Matt.

Sintió que sus manos temblaban mientras se debatía entre tocar el timbre y quedarse ahí a esperar que él le abriera o salir corriendo, salir corriendo le resultaba más atractivo. Sin darse cuenta su dedo estaba presionando el botón del timbre pero este en lugar de sonar como un timbre común emitió un sonido como si alguien estuviera levantando la bocina de un teléfono.

—Diga —dijo la voz de Matt a través de una bocina que Jeanne no había visto un segundo antes.

Ella presionó el segundo botón que era de color verde y habló.

—Matt, soy Je...

—¡Jeanne! —exclamó el modelo y en cuestión de segundos la puerta fue abierta—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —preguntó acelerado.

La castaña asintió rápidamente pero sentía como si sus labios estuvieran sellados con algún buen pegamento y no le permitiera abrirlos. Ambos se quedaron en silencio viéndose por todo el rostro pero nunca a los ojos.

—Amm, yo... —empezó Jeanne, lanzó un suspiro y se decidió a verlo a los ojos, los cuales ya la estaban esperando—. Mi novio quiere conocerte —dijo finalmente.

La mandíbula de Matt se tensó tanto que pensó que se quedaría trabada de un momento a otro. Odiaba escuchar esa palabra saliendo de los labios de la única mujer que amaba en verdad. Sus manos se apretaron hasta formar puños y apartó la mirada de los ojos castaños de la chica.

—¿Por qué? —preguntó intentando esconder su enojo.

—Porque él nos vio hoy en la mañana —le respondió y su voz empezó a querer escaparse de su interior—... cuando nos besamos...

El modelo volteó a verla nuevamente y en el hermoso rostro de la muchacha se reflejaba una culpa que no comprendía.

—Jeanne...

—También él fue quien estaba detrás de tu auto... él encontró mi bufanda amarilla en el mismo lugar en donde yo había caído al suelo... —su voz empezaba a quebrarse, no dudaba que en cualquier segundo rompería en llanto—... dijo que estaba bien pero... no... es así.

Y Matt la atrajo a su cuerpo envolviéndola entre sus brazos fuertemente para demostrarle que estaba a salvo, que era protegida y que si quería llorar podía hacerlo.

—Todo está bien —intentó tranquilizarla sobándole la espalda en círculos con la palma de su mano. La besó en la parte superior de la cabeza—. Yo le explicaré todo...

—Quise besarte —dijo enterrando su cabeza en el pecho del modelo, no estaba llorando pero su cuerpo temblaba nerviosamente y su voz se escuchaba ronca y sin fuerza—. Quise hacerlo. Así que no tienes que explicarle nada.

—Pero...

—No sé porque quiere verte, exactamente, pero me dijo que te asegurara que no te iba a hacer nada —rió y sus manos sujetaban el delgado suéter que llevaba puesto Matt en ese momento, su cabeza seguía apoyada en su pecho—. Kris es un buen chico... aunque un poco mayor —necesitaba advertirle que su novio era diferente de cómo pudiera imaginárselo—, tiene tatuajes en sus brazos y le gusta el box, las motocicletas y...

Matt rió sin dejar de abrazarla.

—No tienes porque decirme como es él —pero sí le sorprendía la descripción que Jeanne estaba haciendo de su novio ¿Tatuajes?

¿Jugamos a casarnos? (JASN Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora