Aemond Targaryen

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Segunda parte del one shot anterior.

Aveeserys gruñó mientras el sudor bajaba por su frente, Aemond estaba fuera de sus aposentos mientras ella estaba en su primer alumbramiento.

—Puje. —Aveeserys tenso la mandíbula mientras hacía lo que le ordenaban. —puje otra vez.

Aveeserys se quejó, casi llorando en el proceso mientras pujaba nuevamente, exhalando.

—Puje una vez más, ya veo su cabeza. —la menor pujo, quejándose mientras pujaba otra vez y otra.

—¡Alabada sea la madre!

—Es un niño princesa. —dijo una partera mientras le daban a su hijo.

—¿Está sano?

—Cómo un dragón mi princesa. ¿Desea qué traiga a sus padres?

—Por favor. —murmuró, fascinada con su hijo.

El primero en entrar fue Aemond, el más alto miró con horror como parteras habían sacado una sábana completamente sangrienta, Aveeserys casi sintió su preocupación al pensar que la había perdido.

O tal vez, le preocupaba haber perdido a su heredero.

Se acercó a ella mientras ella tenía al pequeño príncipe Targaryen reposando en su pecho.

—¿Qué es? ¿Está sano?

—Varón.

—¿Está sano?

—Cómo un dragón. —murmuró, casi siendo presa del cansancio.

—¿Puedo verlo? —preguntó casi tembloroso, la menor lo miró, dándole el bulto peliblanco mientras él lo tomaba con cuidado.

El ojo de Aemond brilló mientras sonreía al ver a su primogénito, un niño que era su reflejo, pálido, regordete y con hebras platinas.

—¿Cómo está mi hija? —Rhaenyra preguntó mientras entraba. —Aemond. ¿Qué le pasó a mi hija? —cuestionó con horror, creyendo que su única hija estaba muerta y había fallecido como su madre, dando a luz a un heredero y ella muerta.

—Está descansando. —murmuró él, mientras lo mecía. —lo he alejado para que no despierte, la están preparando.

—Rhaenyra suspiró con alivio, acercándose a su hija quién estaba en la tina, con los ojos cerrados y la cabeza recostada mientras le ayudaban a asearse. —mi niña.

—Mamá. —sonrió. —¿Lo viste?

—No, aún no, ya sabes, su padre está fascinado con él.

—No creo que lo sea, está orgulloso de haber cumplido su deber.

—¿Por qué el tuerto tenía el regazo mojado? ¿Te estaba dañando y rompiste fuente?

—Me tenía en su regazo y rompí fuente, no te preocupes Daemon, estoy bien.

—Esa es la mayor mentira qué me has dicho desde que me dijiste qué no me había quemado mi cabello por culpa de Joffrey.

—¡Mi Joffrey no te obligó a asegurarte sí la llama de Tyraxez era fuerte o no! —Rhaenyra defendió a su hijo, haciendo reír a los dos peliblancos. —¿Quieres alimentarlo o qué una ama de cría lo haga?

—No lo sé. ¿Qué crees qué sea mejor?

—Mi amor, aún eres joven y esté ha sido tu primer alumbramiento, recupera tu fuerza, mientras deja que nuestras amas de cría lo alimenten. —Aveeserys asintió.

—¿Volveremos a Dragonstone?

—No aún mi niña, mi padre tiene al Extraño rozando sus garras a su corazón y temo que fallezca cuando estemos lejos.

HOTD OS PT.2Where stories live. Discover now