Viserys Targaryen

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—¡Es una niña! —celebró una partera, colocando a la menor en los brazos de su madre.

Saera sonrió, abriendo los brazos y tomando a su hija entre ellos, a su lado, su esposo Baelon estaba sonriendo.

—¿Con qué hemos sido bendecidos, mi niña? —la reina Alyssanne llegó a las alcobas de su hija.

—Con una princesa.

—Oh, tengo una nieta. —Alyssanne sonrió.

—No es un varón, pero no importa, tienen mucho tiempo para intentar otra vez.

—Ya basta Jaehaerys. Nuestra nieta ha nacido, y eso es todo lo qué importa. —sonrió la mayor mirando a su nieta. —¿Cómo se llama?

—Avyson, Avyson Targaryen.

[***]

Saera paseaba orgullosamente a su hija por la Fortaleza y cada que veía a Jaehaerys, tomaba la manita de su hija y la agitaba, a Jaehaerys no le quedaba más que saludar.

Hasta que Baelon una tarde, traía a la pequeña en sus brazos.

—Hijo mio. ¿En dónde están las nodrizas? ¿Saera?

—Quiero cuidar a mi hija, padre. —dijo sentándose.

Inmediatamente los lores empezaron a jugar y a reír con la menor que jugaba con la espada de su padre, e inclusive hizo reír a Jaehaerys quién al final de la reunión, la tenía en sus brazos.

Sin embargo, Otto Hightower no tenía la misma emoción ni calidez por la niña, la Mano del Rey no estaba de acuerdo con que hubiese una mujer en el Consejo.

—¿En dónde está mi sobrina? —Aemon sonrió, detrás suyo, venían Jocelyn y su hija, Rhaenys.

Baelon sonrió, colocando a la menor en los brazos de su tío, el peliblanco mayor sonrió, meciendo a la menor, quien se reía, intentando tocar sus mejillas.

—¿Cuánto tiene?

—Tres lunas.

—Es una hermosa princesa. —sonrió Jocelyn. —mira Rhaenys, tu prima.

—Bolita. Quiero decir, bonita. —rápidamente la mayor se corrigió, haciendo reír a los presentes.

—Hermanos. —Saera llegó al lugar, saludando a Aemon y a Jocelyn. —lamento la tardanza.

—Deseo que nuestra hija no saque tu vanidad. —Baelon rió, tomando a su hija quién se rió cuando Saera pellizco su nariz.

[***]

Sin embargo, el deseo del príncipe Baelon no había sido cedido, la princesa Avyson contaba con catorce días y no salía de sus alcobas sin una joya o sus aceites, eran esenciales en su día a día.

Heredó los gustos de su madre a la hora de vestir, siempre vestía vestidos púrpuras con oro o vestidos rojizos, vestidos negros pero siempre, dejaban en evidencia su figura.

Su hermano Daemon solía amenazar a todo tipo de lord, príncipe, escudero o mozo, nadie podía ver de más a su hermana menor.

Su hermano Viserys era más pacífico y aunque lo negase, sentía atracción por su hermana, al igual que su hermano menor quién sabía que jamás la tendría, según las tradiciones dictaban, la hermana menor siempre sería para el hermano mayor y el hermano menor tendría suerte sí habían más hermanas o nacería otra.

—Avyson. —dijo Baelon fuertemente al verla rodeada de los escuderos.

—¡Papi! —gritó ella, amaba a su padre más que a cualquier hombre.

—Mi hija. —murmuró el peliblanco, recientemente había tenido una discusión con Saera en la que le había prohibido irse con su hija ya que ella necesitaba a su padre y Saera despreocupada había dicho. ¿Qué te hace creer qué eres su padre? —ven, tenemos un anuncio que hacerte. —dijo y su hija corrió al ver a su hermano del medio.

No negaba que deseaba un nuevo hijo con Saera, pasaban más tiempo dentro de ella que fuera, ambos tenían una llama que no podía controlarse, ni con el embarazo de Saera.

Sin embargo, Saera en cada acto bebía el té de luna, no deseaba otro hijo y deformar su cuerpo, su primer embarazo había sido dichoso, su hija le había dado un mejor cuerpo y ella lo agradecía, amaba a su hija y temía morir como Daella o como Alyssa.

Pero como amaba follar con Baelon.

Al llegar a la Sala del Consejo, abrieron la puerta, dentro estaba el viejo rey junto a su esposa la cuál se veía enferma pero feliz, junto a ellos su lord Mano, Otto Hightower y sus hermanos mayores, Saera veía a su hija con pesar.

¿Por qué su mami la miraba así?

—Avyson, siéntate.

—¿Qué sucede?

—Hemos decidido casarte con tu hermano mayor, Viserys.

—No deseo casarme.

—No me importa, eres una mujer y cumplirás con tu deber.

—Cuidado mi rey, cuidado escapa como su madre y sólo una polla pueda retenerla.

Aquello bastó para que Baelon desenvainara su espada y cortase la mejilla de Otto Hightower.

—¡Baelon!

—¡Ha insultado a mi esposa!

—Él no tiene derecho a dirigirse a nuestra hija así, Jaehaerys, y lo sabes.

—La violencia no es la solución.

—Sí lo es. —Baelon guardó su espada.

—Cómo decía, te casaras con Viserys antes de que la luna giré y cumplirás tu rol como mujer.

—Eres un anciano pronto a morir. ¿Qué vas a saber de ser mujer? Anciano decrépito.

—¡Avyson!

—¡Hija!

—Yo siempre quise decirlo.

Daemon rió.

Como castigo, la habían casado dos semanas antes de que la luna girase.

Con una boda valyria, un enorme banquete y una gran celebración.

Y cuando la ceremonia de encamación llegó, quiso negarse, pero su abuelo dictó que debían de consumar esa noche, sí no sucedía, lo harían frente a los ojos de muchos.

Saera quiso negarse y Baelon también, su pequeña no sabía de los placeres ni deseos carnales, era pura en alma y cuerpo, además tenía catorce inviernos, su cuerpo podía ser débil y podría morir en el embarazo o en el alumbramiento.

Pero a Jaehaerys no le importó.

Más tarde, Avyson estaba desnuda con Viserys moviéndose bruscamente encima de ella, tenía sus piernas alrededor de la cadera del mayor y sollozo al inicio, aún sentía la sangre colándose con sus fluidos demostrando que era doncella.

Viserys besó su mejilla mientras se encargaba de prolongar ambos placeres.

No deseaba el sufrimiento de su hermana menor.

Y ese día, Avyson domo a un dragón como sólo un Targaryen sabía hacerlo.

Y ahí llegó, Rhaenyra Targaryen.

HOTD OS PT.2Where stories live. Discover now