Capitulo 20

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Vladimir

Sus labios se movían al compás de los míos mientras hacía presión en su garganta para poder introducir mejor mi lengua en su boca.

Por fin estaba tocando los labios que muchas noches y días desee poder tocar aunque sea una milésima de segundo.

Se sentía mejor de como lo había soñado, sus carnosos labios sobre los míos haciendo que en mi interior se crearán millones de emociones tanto buenas como malas.

Pero que estaba dispuesto a sentir con Violeta.

En definitiva los labios de Violeta se volvieron mi adicción después de aquel beso.

Sus labios se separaron de los míos al mismo tiempo que deje se hacer presión en su cuello viendo lo hinchado que se encontraban sus labios.

–Soy tuyo desde el día en que me enteré de tu existencia– murmuré.

Porque desde que supe de su existencia la quería tener entre mis brazos así como lo seguía deseando en este momento, y no para convencerla de que desista de querer algún territorio.

Sino porque empezaba a ver a Violeta con ojos de un maldito enamorado.

Que estaría dispuesto a todo por ella.

–Mataría al maldito mundo con tal de que no tuvieras un solo rasguño– susurro cerca de mis labios.

Volví a envolver sus labios en los míos pasando una de mis manos por su nuca atrayendola más a mi.

Deseaba atesorar en mi mente cada roce de nuestros labios, descubrir el exquisito sabor de los suyos para perpetuarlo en mi memoria por toda la eternidad.

Su boca era como un vicio, peligrosamente hermosa. Cada beso era un salto al abismo, un juego arriesgado que encendía mi ser. Sabía que me consumía lentamente, pero no podía resistirme. Su presencia era un imán que me arrastraba hacia la oscuridad, donde encontraba un placer prohibido e irresistible.

Pase mis manos por sus caderas haciendo pequeños círculos pegando su cuerpo al mío. Su roce hizo que me olvidara que hace apenas unos días me habían disparado.

¡Pero joder!

En ese instante, ansiaba más que nunca fusionar su ser con el mío, convirtiéndonos en una sola entidad. Nuestros cuerpos eran imanes destinados a colisionar en un abrazo ardiente, consumiéndonos en la pasión prohibida que nos envolvía.

Solté un pequeño gruñido al sentir sus dedos en aquella parte donde había estado la bala, pero no se detuvo. Cómo si mis gruñidos solo la intensificaran a seguir con su recorrido de quitarme la playera que llevaba puesta.

Eso me hizo saber que ella ansiaba lo mismo que yo.

Extinguir el fuego de esa pasión ardiente que nos envolvió desde el primer instante en que nos vimos, saciar la sed que teníamos el uno por el otro y liberar finalmente la pasión encadenada que nos consumía.

De un rápido movimiento ella se subió a mi regazo dejando besos húmedos por todo mi cuello hasta volver a llegar a mis labios.

Desabotone su camisa dejándola en alguna parte de la habitación así como también le quite el sujetador dejando sus pechos expuestos para mí.

Pidiendo ser atendidos y saciados.

Bese sus pechos pasando mi lengua por ellos mientras ella me tomaba del cabello enredando mechones de el en sus manos.

Sus suspiros fueron lo más glorioso que mis oídos pudieron haber escuchado.

–Alto– pidió ella cuando nuestras miradas colisionaron– yo tengo el control desde ahora, y si tratas de meter las manos se termina.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora