Narrador omnisciente:
La profesora Mcgonagall les había impuesto sus castigos a Ron, Draco y Harry.
Draco iría con Snape a ayudarle con la limpieza de los calderos.
Ron iría con Filch a limpiar los trofeos.
Mientras que, Harry sólo podía saber que le tocó la peor parte: ayudar a Lockhart con su correspondencia.
— Esto debe ser una broma – bramó Harry caminando hacia la oficina.
Cuando llegó tocó la puerta y Lockhart lo recibió.
— ¡Ah, Harry! – exclamó Lockhart apenas abrió la puerta – pasa, pasa, hay mucha correspondencia.
Harry sólo pudo dar un suspiro.
— Lo único que debes fregar son estos, cinco calderos, Draco - le indicó Snape a su ahijado – cuando termines te puedes ir, son las ocho.
Draco asintió y con lentitud y rapidez a la vez se puso a limpiar los calderos, lo único que se escuchaba en en la habitación era el sonido del agua, y un que otro tarareó por parte de él.
Cuando de pronto, tanto Harry cómo Draco escucharon una voz:
« Ven...ven a mi...deja que te desgarre...deja que te despedace...déjame matarte »
Malfoy dió un brinco y fue hacia el escritorio de su padrino, con inquietud; trató de explicarle, más no le salía la voz.
— ¿Qué pasa, Draco? – preguntó Snape.
— La voz...– susurró apenas su voz salió – ¿no la escuchaste?
— ¿Escuchar que? – cuestionó preocupado – lo único que se escucha es el agua y tú tarareó.
— Una voz, padrino – le dijo él – la voz decía: déjame matarte.
— Creo que el sueño te está afectando – le dijo – mejor vete, yo terminaré de fregar los calderos, que tengas buenas noches.
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Los Elegidos || Harco
Fanfiction"Los únicos con el poder de derrotar al señor tenebroso se acercan...." Todos los personajes y el mundo de Harry no me pertenecen, todos los derechos a J.K Rowling.