006.daylight x somebody else

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Una vez que Daniel tuvo que irse a la mañana siguiente, Mackenzie sigue acostada en la misma pieza del hotel. Viste una camiseta del merchandising del australiano y siente su corazón latir tranquilo envuelta en su olor. Su último amor había sido tan cruel como las ciudades en las que había vivido.Por mucho que lo había intentado evitar, todos se veían peor a la luz. Por intentar convencerse de que había algo que hacer, cruzó tanto sus límites personales que a esta altura los consideraba imperdonable.

Se había ocultado tanto tiempo, que ahora ya no tenía miedo de decir la verdad, sentía que a Daniel le podría contar todo lo que había vivido, sentía que genuinamente podía contarle todo, pero que jamás le diría adiós. Su parte lógica le decía que era normal lo que estaba sintiendo, eran los primeros meses del amor romántico, pero no le importaba, en estos momentos cuando llega de nuevo a Chatsworth y ve el ramo de girasoles siente que no puede pensar en nadie más ahora que lo conoció.

Era como si hubiese estado tanto tiempo durmiendo en una oscuridad implacable en los últimos años que ahora, por fin, sólo veía la luz del día.

Todos sus familiares estaban atentos a ella, su escapada con el piloto no había pasado desapercibida y esperaban algún tipo de explicación.

"Jugar con la suerte solo atrae a los desafortunados" canturrea su abuelo mientras están almorzando. "Pensé que te habías retirado del juego"

Sabe que hablarán en algún tipo de código para que sus hermanastros no entiendan, y así fue como se convirtió en el blanco de bromas de esa comida, pero no le importó. Se sentía como una adolescente que fantasea con su primer amor, podía dejar su pasado atrás, mientras este sentimiento durara, no importaba si hirió a otros en el pasado o si había confiado erróneamente en los malos de la historia, Daniel había sido claro que su pasado había quedado atrás, que le daba lo mismo si se había paseado por todas las habitaciones de la ciudad. Ahora podía dejar sus escudos y sus dagas, ya no había que luchar por sobrevivir.

La melancólica noche que vivía desde Diciembre se había acabado, ahora era de mañana, y la luz del día brillaba como nunca sobre ellos.

Incluso, ahora sentía que el paso del tiempo no era una tortura, ya no sentía que cada día era una copia cruel del anterior, las diferencias horarias entre Mónaco e Inglaterra hacían de la conversación algo natural y llevadero durante el día, no habían 8 usos horarios entremedio, no había un océano de distancia.

Ya no tenía que esconderse, no es como si fuese una gran amante de subir todo lo que hacía a las redes sociales, pero podía ir tranquila por la calle junto a Daniel sin preocupaciones, sin sentir que debían esconderse tras ropas y accesorios. Podía publicar su viaje a Italia para ver el Gran Premio de Monza, podía estar tranquila si una de las cientos de cámaras que estaban en el Paddok la apuntaban a ella tratando de descubrir cual era su rol.

Y aún más, puedo verlo todo tan claro en su mi mente, como lentamente todo lo referente a Daniel se enlazaba con ella y se acoplaban perfectamente. Se podía acostumbrar a días laborales lejos y fines de semana juntos, viajando a los distintos premios o quedándose en Londres o Mónaco.

No habían presiones, no habían exigencias de estar.

Cuando el avión aterriza en el Aeropuerto de Bresso, en Italia, su corazón retumba con fuerza en sus oídos debido a la emoción. Esta sería la primera vez que asistiría a una carrera como una invitada de Daniel, así que estaba rogando que todo saliera bien. Una vez pasa por el control de policía, llama al piloto para que le pueda indicar cómo llegar a su alojamiento en Monza, sin embargo se sorprende cuando el australiano le comenta que está afuera esperando por ella.

Por mucho tiempo pensó que el amor solo lo viviría en blanco y negro, en un monocromático que se desgastó con el paso del tiempo, o en algún rojo intenso que se quemaría a sí mismo, pero ahora se daba cuenta que era brillante, como el sol, como Daniel Ricciardo.

Matilda (h.s)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz