Capítulo 36 - Límites y confesiones

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P r e p a r a o s < 3

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36 | Límites y confesiones

Daphne Barlow

Historia nunca ha sido mi asignatura favorita, y tampoco puedo decir que me gusten en especial los trabajos grupales. Hay algo en ellos que siempre me deja con mal sabor de boca sin importar con quién sea. Si mezclo ambas cosas y le uno tener que trabajar con Matt, eso se convierte en una mezcla tóxica con un único final.

—¿Sabes qué? Haz lo que quieras —oigo quejarse a Mackeyla a pocos minutos de terminar la clase. Ella alcanza el borrador que hemos estado preparando y lo convierte en una bola entre sus manos—. Pero no pongas mi nombre en ese proyecto.

—No pensaba hacerlo —responde Matt.

Mackeyla entrecierra los ojos hacia él y, tras haber sido la única que ha seguido hablando en cuanto Matt ha empezado con sus constantes correcciones porque no sabe ceder lo más mínimo ni permitir ideas de terceros, se rinde también. Se levanta de su silla de forma tan brusca que incluso el profesor mira en nuestra dirección.

—El grupo junto a la puerta, ¿algún problema? —pregunta.

—No —responde Mackeyla entre dientes—, todo perfecto.

—Entonces dejad de hacer tanto ruido.

Kenzo, el cuarto miembro del grupo, apoya la mano de forma superficial sobre el brazo de ella. De alguna forma, en vez de dejarle ver que todo está bien, es lo que termina con su paciencia. Mackeyla se aparta de la mesa y sale del aula sin tiempo a que el profesor le diga nada. Él revisa la hora y murmurar un apagado "Siempre los trabajos grupales" antes de levantar de nuevo el libro que lleva leyendo desde que nos ha dividido en grupos.

—Seguid trabajando —comenta sin prestar mucha atención.

A mi lado, Kenzo también se pone en pie.

No dice nada antes de ir tras ella y, esta vez, el profesor sí da una advertencia que él ignora. Si les encuentran por los pasillos sin un pase, no va a terminar bien, pero no parece importarle a ninguno de los dos y, quienes nos ganamos la mala mirada del profesor, terminamos siendo Matt y yo.

Aparto la mirada y la devuelvo al chico a un par de pupitres de distancia. Él presiona el bolígrafo con fuerza contra su cuaderno y tiene el brazo libre estirado de forma que no puedo ni ojear lo que está escribiendo.

No es la primera vez que tenemos que trabajar con Matt, pero eso fue a principio de curso. Los pocos trabajos que hemos tenido después, han sido en parejas, y ha sido Kenzo quien ha "cargado" con ese peso. Ahora Matt se nota tenso mientras escribe, probablemente completamente convencido de que es el único que sabe lo que hay que hacer.

—Mack estaba intentando ayudar —digo.

Matt ni siquiera da señales de escucharme.

—Es un trabajo grupal, Matt, no un...

—Puedo hacerlo mejor solo —me interrumpe con dureza. Hay una sonrisa pesada sobre sus labios, la comisura tira casi con malicia y hace un sonido de indignación antes de añadir—: "Si quieres que algo esté bien hecho, tienes que hacerlo tú mismo", es lo que suelen decir.

—Mackeyla saca sobresalientes en esta clase, dudo que no supiera de lo que hablaba cuando ha propuesto la estructura. Que no te guste no estar al mando es tu problema, no lo hagas el nuestro.

Las mentiras que nos atanWhere stories live. Discover now