MIJAIL VOLKOV (+21) Terminada ✔️✔️

36. El accidente

CAPÍTULO 36

MIJAIL VOLKOV

Siento un pitido en mi odio ensordecedor, que me deja tambaleando por unos segundos. Siento mi corazón latir más rápido de lo normal, mis nervios se alteran al no reconocer el lugar donde estoy en estos momentos. La puerta principal del lugar de abre, dejándome ver un hombre mayor entrar por ella trayendo consigo un vaso de agua y un frasco de pastillas. Al verme, el hombre se sorprende y sonríe voluntariamente.

—Hasta que, por fin despertaste—habla con familiaridad.

—¿Te conozco? —espeto, con dificultad.

—¡No! Claro que no muchacho.

—¿Qué hago aquí?

—Llevas casi un mes aquí—abro mis ojos.

—¿Lo recuerdas?

—¿Qué debo de recordar? —estoy ansioso.

—El accidente, tu accidente—y fue como si algo dentro de mí se activara.

"—Esa niña es un grano en el culo. Pensé que sería fácil de engañar cuando según me acerqué con buenas intenciones. Mi plan era obligarla a quitarte todo, pero, ni aun comprando al doctor que la atendió cuando sufrió el accidente que tu causaste te odió, o bueno si lo hizo, pero, es tan débil que terminó enamorada de ti.

—¿De qué hablas? —ríe—¡¿De qué hablas?!

—Compré al doctor para que le dijera a Victoria que jamás podría ser madre—No...no ...maldito bastardo gilipollas —Al parecer el implante anticonceptivo que la obligaste a usar funciona de maravilla—lo golpeo hasta cansarme. Mis ojos se fijan en el copiloto que habla cosas que no logro comprender. Veo como el panel de mando comienza a sonar con violencia y me doy cuenta que algo está fallando y estoy más que seguro que Elaine tiene algo que ver en todo esto, ni aun después de muerta me deja de sorprender.

Trato de auxiliar al piloto, pero, ya es demasiado tarde para hacer algo. El helicóptero está cayendo en picada. Ya esta tarde para salvarme. Ya es tarde para ver por última vez a mi Victoria, aquella que me enseñó a amar. Siento el estruendo y sin más me dejo ir.

Mi cuerpo se ha hecho un ovillo y siento que eso fue el causante de que no muriera, antes de que el helicóptero golpeara el suelo, me tiré lo más rápido que pude. Mi cuerpo golpeo con la arena del lugar desconocido, no sé cuántos metros rodé hasta sentir que mi cuerpo golpeo fuertemente con algo. Mi cuerpo estaba lleno de heridas y moretones. De mi cabeza salía sangre y estoy más que seguro que tengo más de un hueso roto. Trate de moverme lo más lejos posible del helicóptero ya que en cualquier momento podría explotar. Veo como el cuerpo del padre de Victoria esta mutilado, las hélices del helicóptero han hecho su trabajo dejando a Gilberto prácticamente partido por la mitad. He contado con suerte al no morir como él. Me duele la cadera y puedo ver un corte considerable en la parte baja de mi abdomen. Mi ropa está cubierta por una gran cantidad de sangre y sé que puedo morir desangrado en medio de la nada.

Trato de reconocer que es este lugar, pero, no logro hacerlo. Siento mi corazón quererse salir de mi pecho, todo me comienza a dar vueltas, trato de pedir ayuda, pero, mi voz me traiciona y no lo logro. Moriré, moriré lejos de mi mujer, moriré sin decirle cuanto la amo, cuanto la deseo. Moriré sin decirle que si podremos ser padres y que quiero llenarle el coño de tanto semen hasta que tengamos muchos hijos. Llorar es de cobardes, pero, me considero ahora mismo uno, ya que la idea de morir lejos de mi mujer me parte el alma. Ahora mismo me maldigo por haber dejado mi teléfono en casa.