sigue a ese coche

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Pov'Leah

¿Había hecho lo correcto?, esa pregunta lleva rondando mi cabeza durante los últimos dos días, sinceramente a estas alturas ya no sé si lo que hago esta bien, si esta mal, no me entiendo, básicamente creo que he perdido mi esencia, me he perdido a mi misma todo este tiempo sin darme cuenta y todo por rogarle a un chico.

Necesitaba volver a encontrarme, volver a ser yo, sin tantas preocupaciones que lo único que me traen son malos ratos, un día de estos me moriré del estrés ya verán.

Anna: estoy de camino, unos veinte minutos o así si no me pilla caravana.

-perfect

Contesté al mensaje de Anna y volvi toda mi atención a la enfermera que tenía delante de mi con una carpeta azul.

-Leah Jones- simplemente le sonreí haciéndole entender qué siguiera hablando- según las últimas pruebas esta todo perfecto salvo que hay una pequeña posibilidad de que en estas proximas semanas sientas molestias continúas al dormir.

-creo que después de tanto podré con un simple dolorcito.- dije segura mientras me colocaba la falda derecha después de levantarme, sabía que me iba a dar el alta y por eso me duché y me vestí.

-no será un simple dolorcito Leah, quiero que acudas aquí si el dolor crece o hay desmayo, ¿entendido?

-entendido- dije fastidiada.

-pues cuando quieras ya puedes irte, tu castigo acabo- sonrió para luego salir de la habitación.

-por fin libre- grité mientras quitaba mi móvil de cargar y lo guardaba en mi mochila junto con el cargador.

Me despedí de Mery la enfermera que atendió a Maddie y la que ha estado conmigo estos últimos tres días, ayudándome a ducharme porque los mareos eran increíbles, procurando que no me faltara de nada como agua, comida, cambios en la herida que por cierto que horrible cicatriz tendré para el resto de mi vida.

También me despedí del conserje, Sam, muy majo por cierto, ha tenido que aguantar mis intentos de huidas todas las noches, mi vomito el primer dia, mis gritos por desesperación, este hombre tenía el cielo ganado, bendita paciencia que ha tenido conmigo estos tres días.

Me despedí hasta de la maldita rata muerta que aparecía por la noche en el baño, pido disculpas por el mini infarto que le di el primer dia con la escoba, si lo sé, mate a una rata pero fue sin querer, tenia un apretón de la hostia y nada más entrar me la encuentro en la puerta medio muerta y solo moviendo un dedo, agarré la escoba del pánico y le di, técnicamente no la mate yo, solo acabé con su sufrimiento, en paz descansa minnie mouse, vale me estoy pasando.

-Adiós maldito hospital, adios maldito sufrimiento- dije mientras salía de espaldas, siempre dando la nota, me doy vergüenza hasta a mí misma.

-Leah- y ahí estaba Anna, salió de su coche con su pelo negro echado para detrás y se acercó a mi- ¿cómo te encuentras?, ¿mejor?, ¿quieres algo?, ¿Agua?, ¿Helado?- preguntó continuamente mientras me inspeccionaba la cara.

-Anna para, me agobias- quité sus manos de mi cara y suspiré- estoy perfectamente, aliviada por poder salir de esa tortura pintada de blanco y respondiendo a tu pregunta, si, quiero un helado.

-Genial, hay una heladeria increíble doblando la esquina.

-pero me invitas- solté graciosa.

-¿Qué?

- estoy enferma, necesito que me mimen- dije mientras hacía un gesto de desmayo y ambas reímos.

-esta bien, solo porque se te han ido las neuronas por esa brecha y en cualquier momento te puedes morir.

Adicction// Nick Leister Y Leah JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora