Capítulo 3

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Connor

Espero a ver si responde a mi mensaje pero no lo hace, y guardo el móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón. No sé por qué le he mandado el mensaje, pero es que cuando he visto cómo le ha cambiado la cara al salir del coche y ver a esas chicas...

Todo es demasiado complicado.

Hace unos años, cuando empecé el instituto, y me imaginaba como iba a ser mi último año, jamás pensé que iba a pasarlo enamorado de la hermana de mi mejor amigo, y queriendo partirle la cara a todas aquellas personas que le borrasen su sonrisa. No soy un chico violento, pero no me gustó ver como la trataban el curso pasado, ni como su alegría se apagaba cada vez que llegábamos a clase. Al menos, parece que este curso no va a estar tan sola. Alison es una buena chica, y creo que le hará mucho bien a Zoe estar con ella.

Por otra parte, es la hermana pequeña de mi mejor amigo. Llevo enamorado de ella desde ¿siempre? No sé. Zoe siempre ha sido muy madura para su edad, siempre ha pasado su tiempo libre con nosotros, o se pasa el día en la pista de hielo o viendo a Liam entrenar.

Me encanta lo diferente que es a sus hermanos. Todos son rubios y ella tiene el pelo moreno, como su madre. Eso sí, ha sacado los ojos claros de su padre, al igual que su hemano Cam. Me vuelve loco su sonrisa, y ya ni hablar de su cuerpo. Sus curvas están donde deben estar, y sus tetas...

Un golpe en la cabeza, aleja las tetas de Zoe de mi mente.

—¿Se puede saber qué te pasa a ti hoy, capullo? —Me pregunta Cam, mientras salimos de clase de Matemáticas.

Intento quitar a Zoe de mi cabeza, no es buena idea pensar en su cuerpo teniendo en cuenta lo que eso provoca en el mío, y mucho menos teniendo al lado de su hermano mayor.

—Nada, nada. —noto que mi mejor amigo tiene la cara más seria de lo normal. A ver, que no digo que Cameron sea un ogro ni nada por el estilo, es un tío de puta madre, con el que siempre puedes contar, pero no es que vaya regalando sonrisas— ¿Y a ti que te pasa? ¿Sigues pensando en Zoe? —Suspira y sé que he dado en el clavo.

Cameron adora a todos sus hermanos, su carácter protector llega a ser un poco agobiante en algunas ocasiones, pero sé que con Zoe tiene un vínculo muy especial al igual que con Liam. Zoe es su primera hermana, cuando ella nació él, estaba a punto de cumplir los dos años, pero recuerda perfectamente el día que la vio por primera vez. Es una historia que me ha contado mil veces y que yo no me canso de escuchar.

—¿Crees que estará bien? —Sé que está preocupado por ella, al igual que lo estoy yo.

—Sabes que Zoe es una chica fuerte, creo que sabrá defenderse sola. Sino siempre tendrá a sus dragones cerca. —Mi mejor amigo ríe al escucharme.

Cuando éramos pequeños y jugábamos con Zoe ella siempre quería ser una princesa, y a nosotros, por extraño que pudiera parecer, en lugar de convertirnos en príncipes, nos convertía en dragones, porque decía que ella no le hacía falta un príncipe, pero que sí necesitaba dragones que la protegiesen a ella y a su castillos. Desde ese momento, fue una coña entre nosotros. Y tengo claro, y cada día más, que yo sería capaz de luchar con uñas y dientes, como un auténtico dragón para protegerla.

De camino a las taquillas, siento vibrar mi móvil. Acaba de llegarme un mensaje y mis dedos están ansiosos por descubrir si es la respuesta que tanto espero.

Al leer el nombre de Zoe dejo de respirar un instante.

«Gracias por preocuparte por mí»

Me desinflo como un globo. No sé bien que esperaba que me respondiese. Un nuevo mensaje acaba de llegar y este sí que hace que algo dentro de mí se encoja.

«Ya tienes mi primer beso, ¿también quieres mis sonrisas?»

Cuando levanto la vista, mis ojos encuentran los suyos al otro lado del pasillo. Estamos rodeados de gente y para mí solo existe ella. Nadie sabe el trabajo de autocontrol que tengo que hacer para no cruzar el pasillo en dos zancadas y robarle un nuevo beso. Porque sí, aunque he tenido novia después de ese primer beso, sigo soñando con esos labios.

Alison sale de la clase que Zoe tiene a su espalda y tras una breve conversación, mi morena preferida desaparece tras ella.


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La reunión del equipo ha sido de lo más, nótese la ironía. El entrenador Rickman se ha dirigido sobre todo a los alumnos de último. Este año los ojeadores, nos buscarán a nosotros para concedernos esas ansiadas becas deportivas que llevamos años deseando. Mi intención es dedicarme al hockey de manera profesional, pero en el mundo del deporte siempre tienes que tener un plan b, porque una jodida lesión puede acabar con todos tus sueños de la noche a la mañana, y entonces, ¿qué?

Desde que éramos unos enanos Cam y yo hemos hablado de estudiar en la Universidad de Brown, en Providence. Es donde estudiaron nuestros padres, aunque ellos no se conocieron hasta que ambos coincidimos el primer día de colegio. Siempre hemos dicho que era como una especie de señal, para que ambos fuésemos a la misma universidad, en este caso a la inversa, siendo amigos desde la cuna.

A día de hoy sigo teniendo ilusión por estudiar y jugar allí, lo único malo, que tendría que marcharme a la otra punta del país, separándome de ella. De esta chica a la que llevo viendo patinar más de media hora.

Cameron tenía cosas que hacer, y como ha empezado a llover, he pensado que como tengo la tarde libre, podía esperarla y que no se marchase a casa sola en autobús. A Cameron no le ha parecido extraño porque no es la primera vez que lo hago.

Y es que a mí esta chica cuando patina me hipnotiza. Lleva puesto unos airpods, y no sé qué música está escuchando, pero fluye por el hielo como si estuviera flotando. Sus giros son seguros, sus saltos, precisos. Pero lo mejor es su sonrisa. El patinaje siempre le ha ayudado a desconectar y es que es tan feliz cuando está en el hielo, que mil veces me he preguntado si estoy aquí solo para mirarla y llevarla a casa cuando termine o para evitar que alguien perturbe esa paz que se refleja en su mirada, en sus movimientos. Para evitar que alguien pueda borrar esa sonrisa, que solo en estos momentos, es solo mía.

—¿Cuándo vas a decirle lo que sientes por ella, Sullivan? —pregunta Alison sentándose a mi derecha.

Y juro que casi me da un puto infarto. ¿Pero qué?

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Pues aquí tenéis el tercer capítulo, bombones. 

¿Qué os está pareciendo la historia?

Si quisieras, te bajaría la lunaWhere stories live. Discover now