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El aire húmedo llenó sus pulmones. El olor a humedad mezclado con el olor a tierra mojada penetró profundamente sus fosas nasales. Kyle aceleró sus pasos en medio de la lluvia que empezaba a caer. El suelo empapado por el agua chillaba bajo sus pasos. Mientras el joven dejaba sus huellas por el estrecho camino, un suave sonido proveniente de algún lugar cercano lo detuvo.

"Gua...gua...gua"

"¿Qué es ese ruido?"

Era un sonido diferente al de las palomas, parecía mas una especie de ronroneo que por
momentos sonaba como un débil quejido. Parado donde estaba, Kyle miró a su alrededor.
Aunque era mediodía, debido al cielo nublado todo el bosque estaba oscuro. Kyle estaba de
pie en este lugar donde no habría pensado en caminar de no ser por su paseo habitual.

"Uh, uh, uh, uh...."

"¿Dónde...?"

Se quedó quieto y agudizó el oído para detectar de qué dirección venía el sonido. Tenía que concentrarse al máximo porque aquel ruido era demasiado bajo. Después de un momento, Kyle notó que el origen del sonido provenía de una pila de hierba cubierta con raíces viejas de árboles que se encontraba a unos 20 pasos de distancia. Camino hasta el punto y al llegar se agachó cuidadosamente y levantó la hierba con las manos. Dentro de aquel montón de hojas había una pequeña bola de pelos mojados, temblando.

"Esto es..."

La pequeña bestia tenía tierra por todo el cuerpo y era difícil determinar qué tipo de animal
era. Kyle levantó la cabeza al sentir que el agua le comenzaba a chorrear por la cara. Poco
a poco la lluvia se hacía más fuerte. Le preocupaba seriamente si podía llevar a esta bestia perdida a la mansión. También recordaba haber leído en algún lado que se debía tener mucho cuidado al intentar tocar a un animal que ha perdido a su madre.

Sin embargo, por como se miraba, la pequeña bestia estaba muy delgada y estaba chillando dolorosamente con un sonido muy bajo, como si estuviera a punto de morir de hambre por haber pasado días sin alimento.

"......."

Kyle extendió cuidadosamente su mano y a la pequeña bola de pelos. Pudo sentir el cuerpo
de la pequeña bestia temblando ante el calor de sus manos. Cualquier animal herido estaría asustado y trataría de morder, pero este no tenía fuerzas para hacerlo. Kyle, que se quedó
un rato pensando en lo que deberíahacer, finalmente cargó al animal con mucho cuidado.
No le importó mancharse de lodo la camisa. La lluvia que antes caía lentamente se había intensificado un poco más.

Corrió por el estrecho camino guardando al pequeño animal
entre sus brazos para protegerlo de la lluvia. Teniéndolo sus brazos, definitivamente podía
sentir que su pequeño cuerpo caliente temblaba.

"Un poco más...ha..."

Pronto detuvo su marcha. Hace tiempo que no corría, y en este momento sentía como si le
estuvieran clavando un puñal en los pulmones. Su pecho le palpitaba y lo recorría un dolor
como si le estuvieran apretando la garganta. Kyle respiraba jadeando pero no paraba de
caminar aunque sus piernas temblaban. Los zapatos eran un desastre debido a la tierra
pegada y su cabello rojo, como el color del fuego se pegó a su frente y a sus mejillas,
empapado por la lluvia.

"¡Joven maestro!"

El mayordomo, que estaba esperando al joven que había salido a dar un paseo sin
paraguas, gritó de sorpresa cuando vio llegar a Kyle mojado por la lluvia, pasando por alto
que estaba sosteniendo una sucia bola de pelos. Para Kyle, era peligroso pasear en este
clima porque su cuerpo era débil pero aún así, estaba sonriendo.

El mayordomo trató de
regañarlo por no tener más cuidado consigo mismo, pero pensó que lo primero era secar su cuerpo mojado, así que ordenó que le trajeran una toalla gruesa. Cuando los sirvientes le
dieron la toalla, Kyle puso cuidadosamente el pequeño animal que había traído en sus
brazos en ella. El mayordomo frunció el ceño al ver que el agua sucia fangosa ensuciaba la
blanca toalla. Sabía que a Kyle le gustaba recoger cosas raras de cualquier parte.

"¿No te había advertido que iba a llover?"

"No podemos dejarlo así. ¿No deberíamos ver si está herido".

"Si está herido y muere, no es nuestro asunto ".

"Pero ya lo he traído. No puedo dejar que muera".

A insistencia de Kyle, el mayordomo soltó un bajo y largo suspiro. No tuvo más remedio que cooperar en limpiar a la bola de pelos con una toalla húmeda.

Después de ello, se reveló su
verdadera forma. Era un cachorro flaco. Obviamente, el mayordomo, que pensaba que era el cachorro de un perro salvaje, chasqueó la lengua.

Mientras tanto, Kyle, que se baño y cambió de ropa, bajó las escaleras con leche caliente para ver a la criatura que había traído.

"Debe estar cansado, ¿no debería acostarse?"

"Todavía estoy bien. Es temprano para irse a la cama... Parece que tiene hambre, creo que
debería darle leche".

"Yo puedo hacer eso por ti".

"Yo fui quien lo trajo. No quiero dejarlo a la ligera sin hacerme responsable".

Kyle, quien insistía en que podía cuidarlo él mismo, entregó la leche a su cachorro negro del cual ni siquiera sabía dónde estaban sus ojos. El perro olfateó la leche pero miró alrededor sin encontrar dónde estaba el recipiente. Kyle mojó su mano en leche y apenas consiguió ponerlo en la punta de su nariz. El perro, que probó la leche mientras moría de hambre, lamia rápidamente sus dedos y sollozaba, tratando de obtener más.



"Debe haber pasado mucha hambre".



Kyle no se pudo resistir ante el llanto del pequeño animal y arrastró el cuenco frente a su nariz, acariciando su cabeza. El pelo hecho un desastre estimuló aún más su instinto de protección para con el cachorro. El mayordomo, que ya suponía que Kyle le pediría quedarse con el animal, comenzó a pensar en cómo rechazarlo. Criar animales con su cuerpo enfermo y convaleciente no era lo más indicado.



"Creo que perdió a su madre... el también..."



"No siga".



"Pero... aún no has oído lo que tenía por decir"



"No voy a dejar que lo cries. ¿No es suficiente dejar que des paseos en el bosque? Ademas, como es un animal peludo, te traerá problemas respiratorios"



"Pero no puedo abandonarlo otra vez.... No ha comido en tanto tiempo".



"He dicho que no".



El mayordomo insistió en que no se debería criar a un perro a pesar de todas sus razones pero Kyle era perseverante. Pasó casi la mitad de su vida en esa mansión solo y sin amigos, y la pregunta era si podía permitirse al menos una mascota. El mayordomo respondío que parecía un cachorro de raza grande y argumentó ue sería un problema tenerlo en la casa.



"Entiendo. Mientras sea un cachorro puedo cuidarlo dentro de la casa y cuando sea grande lo dejaré fuera"



"Joven maestro."



Al final, el mayordomo fue derrotado por una serie de ruegos que duraron hasta que pasó la hora de dormir. Kyle no tenía a nadie con quien pudiera vincularse emocionalmente, y fue una victoria que obtuvo después de una serie de constantes súplicas de que si continuaba viviendo de una manera tan solitaria, eso eventualmente afectaría negativamente a su salud.



Sin embargo, dado a que no sabían qué tipo de gérmenes podrían haber en el animal, no pudo evitar la reprimenda de que tenía que dejar de recoger cosas sucias del bosque porque se había pasado de la raya esta vez. Después de escuchar todos los reproches del mayordomo, Kyle pudo subir a su habitación.


El secreto de Evan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora